Al contrastar con el mismo mes de 2019, se observa que la economía aún se encontró un 2,1% por debajo, advierte la consultora Ecolatina al comentar las cifras.
Con este dato, la actividad habría exhibido un crecimiento de 17,3% i.a. en el segundo trimestre del año. Pese a esto, cayó 1,6% en términos desestacionalizados en este período, afectado por las restricciones impuestas por la segunda ola de Covid-19 y una inflación crucero superior al 3% mensual que condicionó la recuperación del poder adquisitivo.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que en el segundo trimestre habría sido el piso de la actividad del 2021. Considerando que en junio la actividad económica creció un 2,5% respecto a mayo, esperamos que el impacto de la segunda ola haya quedado atrás, que se encadenará con un segundo semestre positivo para la actividad, de no mediar eventos -cambiarios o sanitarios- disruptivos. De este modo, esperamos que los niveles actuales al menos se mantengan durante la segunda mitad del año.
Una mirada por los sectores
A nivel sectorial, el desempeño continuó siendo heterogéneo. En primer lugar, tanto los Bienes (+2,7%) como los Servicios (+1,1%) crecieron respecto a mayo, ya que las restricciones fueron acotadas y permitieron un mayor despliegue de actividades. Aun así, mientras que los Bienes siguen por encima de los niveles pre-pandemia (+4,6% por encima del primer bimestre del 2020), los Servicios no logran recuperar lo perdido (-3,7%).
A su vez, la Industria (+9,7% de la pre-pandemia) y el Comercio (+9,0%) son los sectores que siguen liderando la recuperación, lo cual representa una buena noticia en términos de generación de empleo y el importante peso que tienen sobre la actividad económica -conjuntamente representan más de un tercio del PBI-. A contramano y con caídas de dos dígitos respecto a la pre-pandemia se ubicaron los sectores de servicios que siguen con complicaciones para operar, como Hoteles y restaurantes y Transporte y comunicaciones.
¿Qué se espera para el segundo semestre?
Mirando hacia adelante, se prevé una recuperación del orden del 2% desestacionalizado en el tercer trimestre. Esto será consecuencia de una economía más “normal” producto de menores restricciones y el avance de la campaña de vacunación, que se combinará el push electoral y la apuesta a planchar el dólar y continuar el congelamiento tarifario para desacelerar la inflación por debajo del 3% mensual.
Así, habrá unos meses de tregua al poder adquisitivo, a la que se le sumarán diversos estímulos asociados al financiamiento – Ahora 12-, favorables condiciones crediticias para determinados grupos, como los monotributistas, y bonos para jubilados y perceptores de asignaciones.
A su vez, la inversión, que fue el componente de la demanda que más rápido recuperó el terreno perdido, mantendrá esta tendencia. En este sentido, la construcción y la compra de maquinaria y equipo se ubican como una opción atractiva de ahorro, ante las restricciones cambiarias y una brecha que podría acentuarse en la previa a las elecciones.
La mejora de la actividad tendría un ritmo menor en el cuarto trimestre por dos motivos. Por un lado, el impacto del levantamiento de las restricciones será cada vez más acotado; mientras que por el otro, es posible una leve aceleración de la inflación al cierre del año, ligada al inicio de posibles correcciones cambiaras/tarifarias en este momento.
De esta manera, el crecimiento de la economía rozará 7% en el promedio anual de 2021. Con un acuerdo con el FMI que llegaría pasadas las elecciones y correcciones de algunos precios relativos que estarán pendientes -tipo de cambio y tarifas-, el desafío pasa por lograr las condiciones para que la recuperación del segundo semestre sea sostenible en la primera parte del 2022.