<p>Lo que ocurra hoy puede ser definitivo para la suerte del régimen. Una manifestación sin precedentes y la huelga general pueden forzar a cambiar de bando a los más tímidos respaldos del gobierno.<br />
La presión internacional es alta. Y no sólo porque el precio del barril de crudo superó ya los US$ 100. Toda la estabilidad del Oriente medio está en juego.</p>
<p>En apenas ocho días, de manifestaciones espontáneas con muchos jóvenes y marginales, se ha pasado a convocatorias de partidos políticos que organizan la protesta, y lo más importante, se ha visto el desarrollo de una nueva actitud por parte del ejército que ha debilitado al régimen y cambiado la ecuación de poder dentro del estado.<br />
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No es la primera vez que hay manifestaciones y protestas en las últimas décadas. Pero es la primera vez que asumen esta pasividad y respaldo popular.<br />
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La policía, que mató a más de 140 manifestantes está debilitada y por momentos debe replegarse. El ejército que no disparó una bala, mantiene intacto su prestigio y también su capacidad de disuasión.<br />
La gran pregunta es: ¿qué obtuvieron los militares de Hosni Mubarak cuando éste les pidió salir a la calle? Los oficiales jóvenes tienen la profunda convicción de que su rol es preservar el Estado egipcio, pero no necesariamente al gobierno de Mubarak.</p>
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<p>Desde temprano en El Cairo la gente se lanzó a las calles para sumarse a la ambiciosa propuesta opositora: “la marcha del millón”. Junto a los que pernoctaron en la plaza de la Liberación planean asestarle un golpe mortal al régimen.<br />
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Los organizadores de la protesta descansan en el clima creado por el comunicado del ejército –que toma más distancia del gobierno- donde se respeta el derecho a disentir y se anuncia que no se disparará contra el pueblo.<br />
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Los esfuerzos de los funcionarios de Mubarak por iniciar algún diálogo con la oposición cayeron en oídos sordos, y probablemente sea muy tarde para atenderlos. A estas alturas nadie se conforma con menos de la renuncia del presidente que gobernó durante treinta años.<br />
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El comunicado del ejército, transmitido por televisión en cadena, aseguró que la libertad de expresión a través de medios pacíficos está garantizada. Una singular declaración que no tuvo explicaciones posteriores ni de las fuerzas armadas ni del gobierno.<br />
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El margen de maniobra de Mubarak, en este contexto, es mínimo. A lo cual se suma la parálisis económica que sufre el país desde hace una semana. Sin embargo los líderes opositores, aunque satisfechos, no piensan que se repite lo mismo que en Túnez. La ausencia de respaldo armado al régimen puede acelerar su caída, pero no entregar el poder necesariamente en manos de otros partidos, y mucho menos de la Hermandad Musulmana (aunque este movimiento parece fracturado entre la vieja dirigencia y los jóvenes cuadros). <br />
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Los oficiales del ejército son concientes de su poder y es obvio que aspiran a ser arquitectos decisivos en la salida política que se logre.<br />
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