Haruhiko Kuroda, gobernador del Banco de Japón, sorprendió a los mercados en abril anunciando planes de comprar suficientes activos como para bombear liquidez monetaria a un ritmo anual de entre 60 y 70 billones de yenes,. El viernes volvió a sorprender diciendo que la base monetaria subiría ahora a unos 80 billones de yenes gracias al aumento de las compras de bonos del gobierno japonés de largo plazo.
El directorio del banco mantuvo su diagnóstico de la economía nacional. La economía “mantiene su tendencia de recuperación moderada”, dice el comunicado. No obstante señala que “se observaron debilidades en la producción debido principalmente a la caída de la demanda”, a raíz de la suba del impuesto al valor agregado de 5 a 8%.
La decisión “muestra una decisión inquebrantable de terminar con la deflación”, dijo Kuroda. “Existía un riesgo de que a pesar de haber obtenido un sostenido progreso, podíamos afrontar una demora en la erradicación de la actitud mental deflacionaria de la población”.
La medida, anunciada en la misma semana que la Reserva Federal de Estados Unidos confirmara que dejaría de inyectar liquidez en el mercado, recomprando deuda expresada en bonos, probablemente mantenga la presión sobre el yen al confirmar el estatus de Japón como la nación desarrollada más comprometida con la flexibilización monetaria.