<p>“Estamos sumamente preocupados por Fukushima y la gente involucrada en el salvamento. Acabamos de dar otro paso atrás”, admite hoy un comunicado de la empresa, que no vacila en calificar de “monstruosa” la emergencia. La decisión del lunes “fue impuesta por necesidad operativa”.</p>
<p>Similar explicación brindaba Hidehiko Nishiyama, de la agencia nipona para seguridad nuclear. No sin cierta ingenuidad, el funcionario “aclaró” que la descarga al mar fue posible debido “al bajo nivel de radioactividad”. En realidad, quiso decir que la contaminación era “sólo” cien veces superior al límite máximo aceptable.</p>
<p>La necesidad invocada, por otra parte, refleja un hecho: sin esta apresurada operación, había serio peligro de una catástrofe incalculable. Sucede que, en las instalaciones de esos tres reactores, subsisten toneladas de agua aun más contaminada que la tirada al Pacífico. Esto es, centenares de veces más alta. Tres días antes, había surgido otra emergencia –en el reactor 2-, una fisura de veinte centímetros.</p>
<p>Desde entonces, vienen fracasando los intentos de cerrarla. “Si esta situación se prolonga mucho, surtirá efectos tremendos en los mares circundantes”, señalaba Yukio Edano, portavoz del gobierno. Según los técnicos, de esa abertura escapan por hora siete toneladas de agua en extremo contaminada.</p>
<p>Pero las cosas no terminan ahí. Varios expertos japoneses y extranjeros (particularmente en ambas Coreas, Taiwán, China y la costa rusa frente al archipiélago) estiman probable la contaminación alimentaria e, inclusive, mutaciones en la población íctica del Pacífico noroccidental. En otras palabras fauna y flora afrontan riesgos genéticos difíciles de evaluar.</p>
<p>Desde el punto de vista humano, su escala va de uno a dos sievert (envenenamiento leve), a tres (muerte de 50% de afectados en treinta días) y seis (muerte segura si no se aplican terapias drásticas), Si la concentración alcanza menos de 400 a 500 milisievert, disminuyen temporariamente los glóbulos blancos. En rigor, aunque las algas no sean alimento humano, lo son para peces y crustáceos, cuya carne después pasa a la mesa. Mientras tanto, la fauna íctica se dispersa amplia y rápidamente en el océano. <br />
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Japón echa toneladas de agua radioactiva al océano
Los técnicos de Tokyo Electric Power (TEP) no encontraron mejor solución que vaciar de inmediato en el mar las vasijas de los reactores 2, 5 y 6. En total, 23.000 tm de contaminación, incluso 10.000 usadas para enfriar barras de combustible.