Japón afronta un duro revés sin salida visible
Desde el pico de 1996/7, la larga deflación parecía este año comenzar a recobrarse lenta pero claramente. Pero el peor maremoto en 140 años y la cadena de terremotos que persistía el fin de semana también sin precedentes- fue un golpe inesperado.
12 marzo, 2011
<p>Dejando de lado la increíble “minieuforia” del viernes en Wall Street, un gesto cínico, las bolsas asiáticas, europeas y latinoamericanas caían el viernes hasta 2%. No obstante, la cifra parece prudente y los mercados optaban por aguardar hasta el lunes. Pero ya se notaba que las acciones de aseguradoras y reaseguradoras entraban en un cono de sombras abarcando Asia oriental/sudoriental y Europa occidental.<br />
<br />
A la inversa, los crudos perdían hasta seis dólares por barril porque: (a) Japón, tercer consumidor mundial, disminuirá sus compras, y (b) Estados Unidos liberaba reservas estratégicas por orden del presidente Barack Obama. Por supuesto, el dólar baja a menos de ¥ 81, piso en tres semanas. En suma, inversores, operadores y especuladores –particularmente en Hong Kong, Singapur, Shanghai y Seúl- vendían posiciones en yen, consideradas riesgosas.<br />
<br />
Más allá de los mercados bursátiles y financieros, asoma el problema de fondo: los daños en redes de infraestructura, la destrucción o cierre de usinas atómicas y la devastación general en prefecturas afectadas directa e indirectamente por el maremoto. La serie de sismos paralizará por bastante tiempo la economía. En especial, los esfuerzos para sacar al país de la deflación, que lo relegó en 2010 al tercer lugar en producto bruto interno.<br />
<br />
El cataclismo ocurrió justamente cuando el imperio iba a emerger de la contracción sufrida en el cuarto trimestre del año pasado debido a la baja de exportaciones y gastos familiares. Ello explica el retroceso de 0,3% en el PBI durante octubre-diciembre. Hasta ahora, los mayores problemas que afrontaba el primer ministro Naoto Kan eran frenar el endeudamiento público (relativamente superior al de la Eurozona) y una deflación que, declarada en 1990/1, se resistía a aflojar.<br />
<br />
Hoy las prioridades se han dado vuelta en forma dramática. Por lo común, en casos de desastres las obras de recuperación implican esfuerzos económicos y fiscales de tipo reactivante, como inyectar liquidez. No ocurrirá así en Japón, que deberá comenzar incrementando la deuda estatal, ya en 200% del PBI, la mayor proporción entre las economías centrales. “No es un punto de partida apto para lanzar la reconstrucción. <br />
<br />
Lo acaecido es lo peor que podía ocurrirle a Japón en el peor momento” coinciden Robert Subbaraman (Nomura Securities, Tokio) y Nouriel Roubini, consultor independiente radicado en Nueva York.</p>
<p> </p>