La tercera economía de la eurozona va a respaldar en forma oficial el gran proyecto de infraestructura de China llamado en inglés Belt and Road Initiative, BRI, cuyo objetivo es expandir al exterior el poder político y económico del gran país asiático.
La decisión — que le será comunicada al premier Xi Jinping en el primer día de su visita a Roma, el jueves 21 de marzo—alarma a sus aliados europeos y a Estados Unidos.
Xi llega a Italia después de visitar Mónaco y Francia. De concretarse el proyecto, Italia sería el primer país del G7 ( cuyos otros miembros son Francia, Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos y Japón) en sumarse al BRI, la nueva “ruta de la seda“.
El responsable de la decisión es Michele Geraci, un recién llegado a la política italiana y gran admirador de China. Geraci, que ahora es subsecretario de desarrollo económico, vivió más de diez años en China enseñando finanzas y aprueba todas las medidas que está tomando Xi dentro y fuera de sus fronteras.
Con el documento que ha preparado para formalizar la adhesión de su país al BRI, el subsecretario se propone aumentar las exportaciones italianas. Para calmar a sus críticos dice que “el entendimiento dará a los italianos una opción pero no una obligación”.
El primer ministro, Giuseppe Conte ha dicho que el acuerdo será una oportunidad de expansión para las empresas italianas y que no incluye tecnología de telecomunicaciones.