<p>Ahora, los separatistas de la Liga Norte se ven ante el colapso del sistema político armado por Berlusconi y Bossi. El “revés copernicano” ha volteado partidos, alianzas, liderazgos y contubernios (eso eran el “partido de las libertades” y su antecesor Fuerza Italia, otro producto del eterno primer ministro).</p>
<div>Ahora bien, ¿qué ocurrirá con el secesionista senador lombardo, cuya liga pesaba más en el parlamento que Berlusconi mismo? Sea cual fuere el camino que se le imponga al dúo, se ha licuado una mayoría de derechas casi sin componentes centristas. Tampoco parece que Bossi logre gobernar solo con una plataforma apoyada en la partición de Italia.</div>
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<div>Por cierto, varios analistas sostienen que el verdadero derrotado es Bossi: la mala actuación de la Liga en los comicios de primera y segunda vuelta ha vaciado de contenidos y de votos los escenarios posibles. En realidad, ambos socios tienen una sola posibilidad de mantener la coalición hasta 2013: Giulio Tremonti, el ministro de Economía, hoy virtual garante de la alianza oficialista.</div>
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<div>El todavía primer ministro ha señalado que “estos comicios se han perdido a causa de la economía”. Pero no por culpa de Tremonti –a quien nadie menos que el presidente Giorgio Napolitano respeta-, sino por la pila de reformas prometidas una y otra vez durante quince años, cumplidas a medias. No es casual que Bossi se distancie de Berlusconi, no de Tremonti.</div>
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<div>Sin embargo, el dúo no puede disolverse en medio este pantano postelectoral. Máxime con un centroizquierda todavía incapaz de consolidar un partido y una plataforma nacional para substituir al oficialismo como fuerza política creíble.</div>
Italia entre Umberto Bossi y Giulio Tremonti
Silvio Berlusconi perdió por paliza dos reductos, Milán (55,1%) y Nápoles (65,4%). El centroizquierda se alzó con Novara, Cagliari, Cosenza, Trieste, Crotona, etc. Nos derrotaron, pero esos votantes pronto se arrepentirán, amenazó el Cavaliere.