Irán: produce combustible nuclear en escala industrial, no bélica

Tehrán anunció haber alcanzado un volumen de uranio enriquecido que ubica al país entre los que tienen industria nuclear. Esto parece un desafío al consejo de seguridad –acaba de aplicarle sanciones- y a Washington. Pero el crudo bajó 4%.

9 abril, 2007

Hasta el momento, las exigencias de Naciones Unidas se referían a todo tipo de instalación capaz de enriquecer uranio, sin discriminar entre usos industriales o bélicos. No obstante, el consejo de seguridad ha impuesto ya dos tandas de sanciones, sin hacer mella en los iraníes.

Los anuncios implican el paso de los meros ensayos con combustibles atómicos –que involucran pocos cientos de centrifugadores para enriquecer uranio a procesos que abarcan miles de máquinas. Parte de Occidente teme que esta evolución conduzca a la fabricación de bombas nucleares.

Irán, cuarto exportador mundial de hidrocarburos, sostiene que necesita el combustible para generar electricidad. Por cierto, el país precisa volver a elevar los mayor saldos exportables de crudos, sin provocar aumentos en costos energéticos –gas natural inclusive- intolerables para la población. Al carecer de fuentes hidroeléctricas, la opción nuclear es insoslayable.

Por supuesto, el anuncio corrió a cargo del presidente Majmud Ajmadinedyad, personaje por demás irritativo para Washington, al menos mientras gobierne George W.Bush. Por supuesto, la Casa Blanca lo denunció como “nueva señal de que Irán desafía a la comunidad internacional”. En realidad, el consejo de seguridad no la representa.

Curiosamente, los crudos iniciaron la semana en descenso, pese a la novedad iraní y las bajas temperaturas “primaverales” en Estados Unidos. La libertad de los quince efectivos británicos capturados por los persas ya ha agotado sus efecto emolientes. De un modo u otro, los tejanos intermedios cedieron de US$ 64,25 a 61,65 en Nueva York mientras, en Londres, el Brent nórdico bajaba de US$ 68,25 a 66,50.

Hasta el momento, las exigencias de Naciones Unidas se referían a todo tipo de instalación capaz de enriquecer uranio, sin discriminar entre usos industriales o bélicos. No obstante, el consejo de seguridad ha impuesto ya dos tandas de sanciones, sin hacer mella en los iraníes.

Los anuncios implican el paso de los meros ensayos con combustibles atómicos –que involucran pocos cientos de centrifugadores para enriquecer uranio a procesos que abarcan miles de máquinas. Parte de Occidente teme que esta evolución conduzca a la fabricación de bombas nucleares.

Irán, cuarto exportador mundial de hidrocarburos, sostiene que necesita el combustible para generar electricidad. Por cierto, el país precisa volver a elevar los mayor saldos exportables de crudos, sin provocar aumentos en costos energéticos –gas natural inclusive- intolerables para la población. Al carecer de fuentes hidroeléctricas, la opción nuclear es insoslayable.

Por supuesto, el anuncio corrió a cargo del presidente Majmud Ajmadinedyad, personaje por demás irritativo para Washington, al menos mientras gobierne George W.Bush. Por supuesto, la Casa Blanca lo denunció como “nueva señal de que Irán desafía a la comunidad internacional”. En realidad, el consejo de seguridad no la representa.

Curiosamente, los crudos iniciaron la semana en descenso, pese a la novedad iraní y las bajas temperaturas “primaverales” en Estados Unidos. La libertad de los quince efectivos británicos capturados por los persas ya ha agotado sus efecto emolientes. De un modo u otro, los tejanos intermedios cedieron de US$ 64,25 a 61,65 en Nueva York mientras, en Londres, el Brent nórdico bajaba de US$ 68,25 a 66,50.

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