En el documento se advierte que se requerirá además un reordenamiento político-económico que permita disponer de divisas, remitir utilidades y revisar los derechos de exportación.
La buena noticia es que cuenta con los recursos necesarios alcanzar la seguridad energética.
Entre ocho y diez años, la producción de crudo podría crecer 40 % en tanto que el gas aumentaría un 27. Para ello se requerirán inversiones en upstream por más de 11.000 millones anuales.
En los últimos diez años, la demanda de energía creció a una tasa promedio anual del 2,7 por ciento, lo que llevó en 2011, a la pérdida del autoabastecimiento. Es importante destacar que Argentina es el cuarto país con más recursos no convencionales de petróleo y el segundo en gas en el mundo.
La producción de petróleo y gas cayó alrededor de 21% entre 2004 y 2014 y sólo el año pasado, el déficit comercial energético alcanzó los 6.198 millones de dólares. Este año, la reducción de los precios de los combustibles determinará un rojo energético que irá de 3.500 a 4.000 millones.
La información se desprende de un trabajo especial de ABECEB que analiza los sectores de mayor potencial para impulsar el crecimiento en nuestro país.
Entre ellos califican alimentos, laboratorios y software; en tanto que infraestructura, petróleo y minería son áreas que generan gran expectativa pero requieren de cambios sustanciales en las regulaciones locales.
En líneas generales, la infraestructura de nuestro país es la gran asignatura pendiente para mejorar la competitividad de todos los sectores. En los últimos diez años, la inversión en infraestructura del transporte no acompañó al progreso económico, provocando un retraso en las condiciones de transitabilidad.
Se requieren inversiones por 82.600 millones de pesos para la construcción, ampliación y mejora de 10.000kms de redes troncales que se deberá ejecutar en los próximos años para lograr la integración de los principales nodos productivos.
Entre 2006 y 2014, las redes viales crecieron sólo un 6%, mientras el parque circulante lo hizo en más de un 40%.
El 84% de la mercadería se transporta en camiones, que es un 75% más caro que el ferrocarril, pero el estado de las vías es malo (más del 50% es entre malo y regular) y persiste un bajo nivel de electrificación de la red (27%) en el transporte urbano de pasajeros.
En cuanto a los puertos, la baja inversión en mantenimiento y mejora de las vías navegables y los canales de acceso hace que hayan quedado desactualizados respecto a la tendencia mundial de barcos de gran tamaño.
En lo que hace a la minería, en la Argentina existen proyectos que podrían impulsar exportaciones hasta los 8.000 millones de dólares hacia 2020 y un beneficio adicional, esto permitiría modificar la estructura productiva regional, ya que estas iniciativas se encuentran fuera de las provincias de mayor PBI.
No obstante, para su factibilidad se deben revisar las trabas a la prohibición de la minería a cielo abierto en varias provincias, la obtención de autorizaciones y la elevada presión tributaria (38% del valor agregada) en comparación con otros países como Chile (20%) y Perú (12%), lo que pone a Argentina en desventaja.
Nuestro país ocupa el cuarto lugar a nivel mundial en cuanto a reservas de cobre y litio y se ubica dentro de los diez países con más reservas de oro y plata.
Por su parte, la industria automotriz representa más del 7% del valor agregado y del empleo industrial de manera directa, aporta el 40% de las exportaciones industriales y es el núcleo de la integración comercial con Brasil.
Si bien el sector lideró el crecimiento industrial durante la década de 2003-2013, la contracción del mercado local y regional impactó en una fuerte reducción del nivel de actividad. Se espera que en los próximos cinco años se recuperen los volúmenes normales de la industria, aproximándose a las 850 mil unidades.
El primer paso se dará el año que viene, cuando aumenten un 60% las exportaciones a extrazona, a raíz de la maduración de proyectos en curso.
Ante la crisis de la economía brasileña y el pesimismo en las expectativas de los próximos años, adquiere relevancia crítica el desafío de recuperar la presencia en otros mercados latinoamericanos y diversificar la canasta de exportaciones.
La industria de alimentos tiene un potencial extraordinario dado sus ventajas comparativas. La producción de carnes es uno de los sectores con mayor potencial en el mediano plazo.
En el mercado de carne bovina, la demanda mundial y los precios se mantienen firmes, por lo que podría duplicar sus ventas al exterior en los próximos años si se liberan las restricciones.
En cuanto a la variedad porcina, Argentina cuenta con el espacio y las condiciones climáticas para crecer basándose en el desarrollo del consumo interno y la posibilidad de insertarse en el mercado internacional.
Aunque a un ritmo menor que en los últimos años, la demanda global de alimentos mantendría su evolución.
En Argentina no sólo existen oportunidades para expandir el área sembrada, sino también para recuperar la producción de trigo a través de cambios en las restricciones a las exportaciones.
El crecimiento de la producción agrícola, impulsará una mayor demanda de agroquímicos y maquinaria agrícola.
En la última década, las exportaciones argentinas de medicamentos crecieron a un ritmo del 146%, de las cuales gran parte fue concretada por los laboratorios nacionales cuyas ventas externas se triplicaron durante ese período.
En lo que hace a las ventas internas, en los últimos cinco años aumentaron un 315% en facturación y un 29 por ciento en unidades.
Durante la última década, la industria del software y servicios informáticos tuvo un crecimiento continuado en Argentina, posicionando a nuestro país como líder en Latinoamérica.
Las exportaciones aumentaron un 15% anual en el período, totalizando 891 millones de dólares en 2014.
Durante ese período, el sector pasó de emplear 26 mil trabajadores en 2004 a 77.400 en 2014. Esta industria representa aproximadamente el 47% de las ventas totales y la participación en las exportaciones es aún mayor, alcanzando el 59%.