Instituciones mundiales pasadas de sazón y necesitadas de reformas

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“Son clubes repletos de gente que debaten problemas ajenos. Semanas atrás, verbigracia, el Grupo de los 8 encaraba la economía del orbe. Pero ¿podía abordar materias primas que –salvo Rusia- no exportan?” Así se preguntaba “The Economist”.

<p>Saudiarabia, segundo productor de hidrocarburos, no estaba ah&iacute;. En lo tocante a inestabilidad del d&oacute;lar, brillaban por ausencia China, Taiw&aacute;n y Surcorea, m&aacute;ximos tenedores de deuda externa norteamericana. En cuanto al efecto invernadero o la inflaci&oacute;n, no hab&iacute;a nadie del mundo en desarrollo. En cambio, la ignorancia activa y los bur&oacute;cratas bien pagados abundaban.</p>
<p>El G-8, apunta el semanario conservador londinense, no el &uacute;nico club que rezuma impotencia. El consejo de seguridad de Naciones Unidas se ha cansado de exigirle a Ir&aacute;n dejar de enriquecer uranio, sin el menor efecto, igual que sus p&aacute;lidas sanciones. El Fondo Monetario Internacional, bombero en tantas crisis financieras &ndash;hasta sus graves errores en la internacional de 1997/8 y la argentina de 1998/2001-, s&oacute;lo espectador de la doble crisis (malas hipotecas, iliquidez) desatadas hace casi un a&ntilde;o y a&uacute;n en marcha.</p>
<p>El colapso de la ronda Doha, esta semana tras siete a&ntilde;os de agon&iacute;a, pone en evidencia la escasa utilidad pol&iacute;tica de la Organizaci&oacute;n Mundial de Comercio. Otro c&iacute;rculo de t&eacute;cnicos y bur&oacute;cratas uno de cuyos sueldos alimentar&iacute;a a&ntilde;os a cualquier familia de Bangladesh.</p>
<p>Por supuesto, el venerable Banco de Ajustes Internacionales (Basilea) y otros cumplen algunas funciones &uacute;tiles. Pero, mientras proliferan problemas mundiales y las informaciones dan vuelta al globo en instantes, las respuestas org&aacute;nicas parecen cada d&iacute;a m&aacute;s lentas, torpes o d&eacute;biles. Sin duda, urgen reformas a los mecanismos y cuerpos de gobernabilidad. Sin embargo, durante mucho tiempo han abundado pretextos para no promover cambios.</p>
<p>Hace menos de diez a&ntilde;os, los neoconservadores &ndash;especialmente en EE.UU.-, mesmerizados por una ef&iacute;mera &ldquo;unipolaridad&rdquo;, sosten&iacute;an que Washington pod&iacute;a manejar el mundo como superpotencia &uacute;nica. Poco antes, los fundamentalista de internet cre&iacute;a que ya no contaba la econom&iacute;a f&iacute;sica (&ldquo;<em>brick &amp; mortar</em>&rdquo;). El desinfle de la burbuja puntocom los dej&oacute; en el aire. M&aacute;s tarde, China, India, el renacimiento de Rusia y el pantano iraqu&iacute; se encargaron de la superpotencia &uacute;nica. A mediados de los 90, las guerras balc&aacute;nicas demostraron que la Uni&oacute;n Europea tampoco era alternativa &ldquo;sine qua non&rdquo;.</p>
<p>Ahora muchos quisieran empezar de nuevo. Un poco ingenuo, el candidato presidencial republicano John McCain ha propuesto una &ldquo;liga de democracias&rdquo;, sin advertir cu&aacute;n pocos miembros tendr&iacute;a. En Asia oriental y meridional hablan de una entidad capaz de rivalizar con la Uni&oacute;n Europea, sin notar que dos democracias como Australia y Nueva Zelanda no figuran.</p>
<p>Mientras tanto, muchos &ldquo;pensadores&rdquo; norteamericanos y brit&aacute;nicos quisieran desechar varias organizaciones. Verbigracia, el desarrollo econ&oacute;mico de los pa&iacute;ses perif&eacute;ricos marchar&iacute;a mejor sin el Banco Mundial. En otro plano, &iquest;para qu&eacute; sirve un consejo de seguridad dividido e impotente? &iquest;o una OTAN hipertrofiada? &iquest;o un G-8 alternativamente m&aacute;s chico o m&aacute;s grande?</p>
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