Inesperadamente, rebeldes kurdos atacan en territorio turco

Una partida de militantes del PKK (partido laborista kurdo) chocaron con el ejército y liquidaron diecisiete efectivos. Esto sucedió el domingo en el sudeste de Turquía, no en el noreste iraquí, pero reavivó tensiones en toda el área

22 octubre, 2007

Mientras electorado otomano de apresta a un plebiscito que llevará a la elección presidencial por voto directo, Angora tiene problemas para mantener unido el país (48 millones de turcos , 22 millones de kurdos) sin poner en riesgo el sistema de alianzas exteriores. Sin duda, Turquía se ha convertido en piedra de escándalo.

Por una parte, sigue empecinada en negar el exterminio de armenios durante la primera guerra mundial. No obstante, su gobierno de orientación religiosa trata de revertir reformas laicas de Kemal Atatürk, en cuyo nombre se niegan las masacres de armenios y kurdos (1915/22). Por otro lado, también hostiga a la autonomía kurda en el noreste de Irak.

Ahora, mientras la Unión Europea y Rusia buscan fórmulas de negociación, la declinación política de Bush le impide presionar seriamente a Turquía. Tampoco puede hacerlo la UE, luego de que el francés Sarkoky se opusiera redondamente al ingreso otomano en la entidad.

Sin duda, EE.UU. está en la peor situación posible. Turquía forma parte de un grupo de “intereses especiales”, que incluye Israel, Saudiarabia y Pakistán, regímenes que suelen cometer excesos contra diversos grupos étnicos o políticos. Washington mira para otro lado y no hace preguntas incómodas. Así ocurre con el tráfico israelí de armas, el papel del clan bin Laden en el ajedrez saudita o los abusos de Pervez Musharraf en Pakistán (ahora sacudido por un atentado contra Benadzir Bhutto, líder opositora).

Sin la menor duda, Turquía puede desencadenar un desastre en Levante. Si, debido al ataque rebelde, sus tropas ingresaran en Irak, se trabaría planes de repliegue en Bagdad y Basora e se involucraría a Irán, que tiene su propia minoría kurda sunnita. Por otra parte, el Pentágono envía a Irak vía Turquía 70% de suministros aéreos, 90% de blindados antiminas y 30% de combustibles refinados. Todo esto tiene una lectura nada grata a los armenios: como ya les sucedía cuando romanos y persas se disputaban su país, son víctimas o espectadores de la historia, no sus protagonistas.

Igual les sucede a los kurdos: gobernantes de esa etnia –los mamelucos- detuvieron a los mongoles en 1249, a Timur Leng en 1405 y controlaron Egipto hasta 1517. Pero nunca lograron la independencia de su vasto país natal.

Mientras electorado otomano de apresta a un plebiscito que llevará a la elección presidencial por voto directo, Angora tiene problemas para mantener unido el país (48 millones de turcos , 22 millones de kurdos) sin poner en riesgo el sistema de alianzas exteriores. Sin duda, Turquía se ha convertido en piedra de escándalo.

Por una parte, sigue empecinada en negar el exterminio de armenios durante la primera guerra mundial. No obstante, su gobierno de orientación religiosa trata de revertir reformas laicas de Kemal Atatürk, en cuyo nombre se niegan las masacres de armenios y kurdos (1915/22). Por otro lado, también hostiga a la autonomía kurda en el noreste de Irak.

Ahora, mientras la Unión Europea y Rusia buscan fórmulas de negociación, la declinación política de Bush le impide presionar seriamente a Turquía. Tampoco puede hacerlo la UE, luego de que el francés Sarkoky se opusiera redondamente al ingreso otomano en la entidad.

Sin duda, EE.UU. está en la peor situación posible. Turquía forma parte de un grupo de “intereses especiales”, que incluye Israel, Saudiarabia y Pakistán, regímenes que suelen cometer excesos contra diversos grupos étnicos o políticos. Washington mira para otro lado y no hace preguntas incómodas. Así ocurre con el tráfico israelí de armas, el papel del clan bin Laden en el ajedrez saudita o los abusos de Pervez Musharraf en Pakistán (ahora sacudido por un atentado contra Benadzir Bhutto, líder opositora).

Sin la menor duda, Turquía puede desencadenar un desastre en Levante. Si, debido al ataque rebelde, sus tropas ingresaran en Irak, se trabaría planes de repliegue en Bagdad y Basora e se involucraría a Irán, que tiene su propia minoría kurda sunnita. Por otra parte, el Pentágono envía a Irak vía Turquía 70% de suministros aéreos, 90% de blindados antiminas y 30% de combustibles refinados. Todo esto tiene una lectura nada grata a los armenios: como ya les sucedía cuando romanos y persas se disputaban su país, son víctimas o espectadores de la historia, no sus protagonistas.

Igual les sucede a los kurdos: gobernantes de esa etnia –los mamelucos- detuvieron a los mongoles en 1249, a Timur Leng en 1405 y controlaron Egipto hasta 1517. Pero nunca lograron la independencia de su vasto país natal.

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