<p>Delhi está al borde de un ataque de nervios por culpa de los dos hermanos mas ricos del mundo, que –juntos- representan un patrimonio de US$ 30.000 millones. “Esta verdadera faida que los devora se ha convertido en un problema nacional”, sostienen dos ministros. Por ejemplo, días atrás Anil, el menor (50 años), compró una página entera en los diarios, durante una semana, para denostar a Mukesh (52).</p>
<p>La piedra de toque es el gas que distribuye la compañía familiar por todo el territorio indio. El matete abarca celos personales, golpes bajos, sus mujeres y también la corte suprema, porque está en juego la sucesión, o sea la herencia de Dhirajlal. Ambos hermanos acaban de peregrinar a uno de los principales santuarios de Shiva, pero el dios no les prestó atención, aunque Mukesh le dedicara el regalo de cumpleaños a su esposa: un Boeing mediano.</p>
<p>Esta historia empieza dos años tras el fallecimiento del padre, en 2004, cuando se ejecutó el testamento. Era un legado impresionante, dividido en generación y distribución de gas, confiado a una albacea quizá poco apropiada, la viuda de Dhirajal. Obviamente, éste no confiaba en sus dos hijos y parece que tenía razón. Entre otras complicaciones, ambas cónyuges pugnan entre sí y con la suegra. Para colmo, todo el clan vive en la mansión solariega de Bombay, por otra disposición testamentaria.</p>
<p>Los Ambani se tutean con el éxito y el poder económico desde 1966, cuando el paterfamilias –nacido en 1932- fundó Reliance Industries, luego el mayor conglomerado privado en el país de los Tata (parsíes de Bombay). Hacia 2007, los herederos eran la familia más rica del mundo. Mukesh maneja el sector industrial y Anil el financiero. Ahora, los asesores letrados del gobierno estudian el modo de cortar un vero nudo gordiano. <br />
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India: guerra familiar pasa a cuestión de seguridad nacional
La dura rivalidad entre los hermanos Mukesh y Anil Ambani pone en peligro el abasto de gas en el subcontinente, pues ha degenerado en una batalla judicial. Todos extrañan inclusive el gobierno- al padre, Dhirajlal Hirachand, muerto en 2002.