Incógnita: ¿se revertirá el desempleo en 2019?

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En el último trimestre 2018, la desocupación fue de 9,1%.

De esta forma, trepó casi 2 p.p. respecto al cuarto trimestre de 2017, cuando había alcanzado al 7,2% de la PEA. En otro orden, la cantidad total de desempleados aumentó 28% i.a., producto no solo de la pérdida de puestos de trabajo sino también de la a expansión de la PEA (+1,3% i.a.), según inerpreta el reporte de la consultora Ecolatina. 

 

Cabe destacar que este avance –por encima del crecimiento poblacional (+1% i.a.)- no fue resultado de una mayor actividad, sino de una importante caída del salario real (-6,3% i.a.) registrada durante el año pasado, que provocó el efecto “trabajador adicional”: más personas del hogar buscando empleo para poder comprar lo mismo que antes. En este sentido, sobresale que la subocupación –personas empleadas que buscan trabajar más horas- pasó de 10% en el último trimestre de 2017 a 12% en igual período de 2018.

 

Con estos números, se observa que el desempleo pasó de 8,4% en el promedio de 2017 a 9,2% el año pasado. Al igual que en el resto de las variables, en el mercado de trabajo se registró un mayor deterioro en la segunda mitad del año (en la comparación interanual, la tasa de desocupación trepó 1,2 p.p. en el período julio-diciembre de 2018, a la par que había crecido 0,4 p.p. entre enero y junio) resultado de la profundización de la recesión.

 

El principal causante de la mayor desocupación fue la caída de la actividad: una demanda que se contrae implica, entre otras cosas, menos puestos de trabajo. Sin embargo, en 2018 este efecto estuvo atenuado por la pérdida de poder adquisitivo. Los menores salarios reales redundaron en una baja de los costos laborales, lo que permitió que el flujo de despidos fuera menor al desplome de la actividad. En este sentido, resalta que, en el último trimestre, uno de cada cinco trabajadores buscó activamente cambiar de empleo, posiblemente, en la búsqueda por apuntalar sus ingresos.

 

Por otro lado, extrapolando la dinámica de la EPH (que abarca a 31 aglomerados urbanos) al resto del país y utilizando la información sobre empleo registrado de la Secretaría de Trabajo de la Nación, obtenemos que el retroceso de 0,8% i.a. en los puestos de trabajo se explica en un 95% por la destrucción de empleos formales (153 mil empleos sobre un total de 160 mil). En consecuencia, producto del “mejor desempeño” de los puestos de trabajo de menor calidad, el incremento de la desocupación no fue mayor.

 

¿Qué prever para 2019?

 

En 2019, el mercado de trabajo no se recuperará y el desempleo volverá a subir respecto al año pasado en el promedio anual. En este sentido, aun convalidando la hipótesis oficial y optimista de que la economía ya habría alcanzado su piso, el mercado de trabajo no se fortalecería. En este sentido, los principales sectores que traccionarán al PBI este año estarán vinculados a la actividad agropecuaria, rama que posee acotadas posibilidades de creación de empleo –mayores inversiones en maquinaria que en trabajo-. En contraposición, aquellos sectores trabajo intensivos, entre los que sobresalen algunas ramas de la industria y el comercio, seguirán en rojo durante casi todo 2019.

 

Por otro lado, dado que el mercado de trabajo fue el último en reaccionar a la crisis (hasta el tercer trimestre no se destruyeron puestos de trabajo de manera significativa), se estima que tardará más en reaccionar a la reactivación de la actividad cuando esta llegue. En consecuencia, se puede afirmar que el mercado de trabajo no mejorará durante este año, aun cuando la actividad económica comience a arrojar señales de mejora.

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