<p>Esta vez, el objeto de los manifestantes es múltiple: acelerar una democratización que se demora, procesar al ex raís con sus allegados y detener el avance de los ortodoxos islámicos, tanto las sectas salafíes como la más cauta Hermandad Musulmana.<br />
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Pero, inesperadamente, policía y ejército disparaban este fin de semana contra las multitudes en plaza Tahrir y sus réplicas en otras ciudades. El ministerio de salud pública admite una víctima fatal y setenta heridos, pero fuentes civiles hablan de dos muertos y cien hospitalizados. Esta reacción del gobierno transitorio fue contraproducente: el domingo, ya se exigía la renuncia en pleno de la junta y sus asesores islámicos.<br />
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Se trata del primer estallido desde el 11 de febrero y quiebra el “idilio” entre los laicos y una cadena de mando originalmente fiel a Mubarak. Tras los nuevos choques –iniciados luego del viernes de oración-, la gente se atrincheraba en las plazas de El Cairo, Alejandria y otras urbes. Ahora se presiona por la integración de un consejo civil para el interregno hasta las elecciones generales. Casi nadie cree ya que los generales cumplan la palabra empeñada en marzo.<br />
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En otras palabras, es una ofensiva callejera contra el general Mohammed Tantawí. Tiene sentido: este presidente de consejo fue nombrado por… Mubarak, quien presumiblemente aún maneja un poder de facto. Sin duda, estos incidentes deterioran la imagen del ejército y lo ponen en manos de los ortodoxos; en particular la bien organizada y conectada Hermanad. <br />
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Hoy en Egipto, la gente resiste a los generales
Los egipcios vuelven a la plaza de la Liberación, exigiendo frenar a los fundamentalistas y enjuiciar al ex gobierno. La revuelta costó dos muertos. Es decir que la violencia ha vuelto a las calles en El Cairo y Alejandría, como cuando la multitud puso fin a los 29 años de Hosni Mubarak en el poder.