<p>En varias ciudades de Inglaterra y, hasta ahora, sólo en la capital chilena, las redes sociales agigantan los disturbios públicos contra dos gobiernos conservadores. Sobre un trasfondo de edificios y vehículos ardiendo, se desencadenan olas de robos, ataques a la policía y otros excesos.<br />
<br />
Pero, a diferencia del “modelo” tradicional, en ambos casos la mezcla de violencia y redes sociales sin control crea un contexto casi imposible de manejar con los medios habitualmente a manos de los gobiernos (radio, televisión, prensa). El primer ministro David Cameron y el presidente Sebastián Piñera se encuentran en una situación sin precedentes ni salida virtuosa a la vista.<br />
<br />
Basta un ejemplo frecuente en Londres y Liverpool. Por una parte, jóvenes con pasamontañas emplean sus BlackBerry para ubicar, identificar y saquear comercios de todo tipo. Por la otra, el público atacado usa Twitter para informar a la policía sobre hechos concretos. En otras palabras, la “magia celular” -comunicarse sin restricciones ni códigos- de pronto mutó en una ambivalencia anárquica.<br />
<br />
Un medio “antiguo”, la televisión, se encarga de proyectar en imágenes esos choques entre asaltantes, policías y civiles en un marco de incendios que ya hizo suspender partidos de fútbol en Inglaterra. Este novedoso fenómeno empezó el sábado 6 y, al miércoles 10, no da indicios de abatirse. Más localizada, la explosión chilena puede, empero, costarle a Piñera más que la inglesa a Cameron.<br />
<br />
La violencia callejera, exacerbada por redes sociales en manos de cualquiera, ha costado ya dos muertos y su centro continúa en Tottenham, al norte de Londres. En esa área ya antes conflictiva todo comenzó con una marcha de trescientas personas por Mark Duggan, taxista negro de 29 años, baleado por efectivos de la. policía metropolitana (cuyas gorras a cuadritos han sido copiadas por Mauricio Macri en Buenos Aires).<br />
<br />
Desde ese día, los tumultos y la secuela de robos se desbordaron por Wood Green, Enfield, Ponder’s End, Brixton, etc. El martes por la noche se habían desplegado 17.000 uniformados en Londres, Liverpool, Birmingham, Nottingham, Bristol y Medway. Para entonces, había 540 detenidos y 120 policías en el hospital. Pero ninguna autoridad, gabinete inclusive, atinaba ni podía hacer nada para neutralizar redes sociales presas en su propia trampa. <br />
</p>
¿Herramienta de anarquía y delitos?
En Londres, Washington y Santiago de Chile despunta un debate sobre redes sociales, su poder y su ambivalencia. BlackBerry es un ejemplo aterrador: los jóvenes usan la burbujita para organizar saqueos y desmanes en medio de los tumultos.