Hay que resetear las economías nacionales

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Alfonso Prat Gay propone que el FMI ayude a los mercados emergentes a mantener la cuarentena pagando el servicio de las deudas.

Hoy el Financial Times publica un artículo escrito por Alfonso Prat Gay, ex ministro de economía y presidente del Banco Central de Argentina durante la presidencia de Mauricio Macri.

En ese artículo propone aplicar la misma fórmula que los técnicos de computación recomiendan cada vez que la máquina se atasca o tiene problemas: apagar y reiniciar. Casi siempre luego de esa sencilla acción la computadora vuelve a andar normalmente.

 

El problema para aplicar la fórmula a las economías nacionales es que a éstas les lleva más tiempo reiniciarse, especialmente en el mundo en desarrollo. Pero, dice Prat Gay, si los políticos actúan con rapidez, podría haber una solución que no cueste mucho.

 

En el mundo desarrollado el cierre de actividades se propone achatar la curva de contagios. Para evitar una recesión masiva que de otro modo sobrevendría – o sea, para achatar la curva del shock económico –los gobiernos están lanzando un impresionante estímulo económico.

 

Para las economías emergentes achatar las dos curvas – la del contagio y la del daño económico — es más difícil. Los ingresos de los trabajadores se ven amenazados por la cuarentena. Además, a los gobiernos les resulta muy difícil financiar un estímulo económico para ayudar a las personas y a las empresas a aguantar la cuarentena hasta que pase el peligro. Sus bancos centrales y sus sistemas de pago no tienen suficiente credibilidad como para explorar políticas innovadoras.

 

Complicando aun más este panorama, tienen una tercera curva que achatar: crisis en la balanza de pagos que hacen peligrar los esfuerzos por achatar las otras dos curvas.

 

¿Qué se puede hacer?El Fondo Monetario Internacional podría crear un Vehículo Especial de Inversión (VEI) que garantice el servicio de la deuda denominada en moneda extranjera de todos sus miembros emergentes (excluida China) que venzan hasta finales de 2021. Cada país incluido en el programa abriría una cuenta especial de garantía bloqueada donde el FMI depositaría los fondos.

 

 

La dimensión de este compromiso ascendería a menos de US$ 200.000 millones, un quinto de la actual capacidad ociosa de préstamo del FMI y menos de 5% de los recursos comprometidos por Estados Unidos para hacer frente al coronavirus dentro de sus fronteras. Pero lo más importante es que sus efectos serían inmediatos y universales. El riesgo de default, y el subsiguiente contagio, desaparecería de inmediato.

 

Se necesita acción urgente. Una pandemia como la del coronavirus no se terminará totalmente hasta que se haya dominado en todas partes. ¿Cuál es el propósito de las instituciones financieras internacionales como el FMI si no pueden brindar alivio a los que más lo necesitan en una verdadera crisis masiva internacional?

 

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