¿Hay que reemplazar al dólar por una nueva divisa global?
Por ejemplo, el ortodoxo Martin Wolf Financial Times y laureado por tres universidades- cree que el largo deterioro de la economía norteamericana pone en crisis el presente sistema monetario global. Funda su planteo en el llamado dilema de Robert Triffin.
24 diciembre, 2009
<p>Alude a una paradoja según la cual “el papel del dólar como divisa de reserva lleva a un conflicto entre la política monetaria nacional de Estados Unidos y la política en conjunto de las economías mayores”. Su postura neoclásica resalta los desequilibrios mostrados por la balanza de pagos corrientes.<br />
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En un reciente congreso en Singapur, citando al belga Triffin, señalaba que un país cuya moneda funcione como reserva inevitablemente acumulará enormes déficit. Éstos acabarán deteriorando su fiabilidad y surtirá efectos negativos en el plano mundial”. <br />
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A su criterio, “no es posible tener una economía global abierta apoyada en la liquidez de un solo país. Triffin empleaba ese argumento para augurar la quiebra de Bretton Woods (1944) y la de BW II, o sea el sistema de flotar las restantes monedas uncidas al dólar”. <br />
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Declarándose seguidor de Triffin, Wolf está persuadido hoy, como no lo estaba hace cuatro años, de que “no podemos mantener una economía financiera mundial apoyada en una moneda local. Ni siquiera se trata de una canasta de divisas”. Es significa, ni más ni menos, que el columnista del FT coincide con “los convincentes fundamentos” de Zhou Xiachüan, presidente del banco central chino, cuya postura es compartida por los emiratos del golfo Pérsico. <br />
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<p>Ahora bien, “lo único que sostiene al dólar como divisa son las compras de bonos estadounidenses por parte de China y un pequeño grupo de países. Pero cualquiera que se fije en los números fiscales, la política monetaria o las cuentas externas notará que esa moneda carece de sostén adecuado. La deuda nacional estadounidense muestra un déficit de US$ 12 billones (billón es millón de millones), casi US$ 40.000 por habitante. La proporción pasivo-producto bruto interno superaba en septiembre 85%, o sea era 1,85 veces mayor”.<br />
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Aparte de los riesgos monetarios involucrados en la decadencia del dólar, dejando de lado el leve rebote en la última quincena de diciembre, Wolf vuelve al viejo libreto de Washington: “el verdadero problema lo sufre la Eurozona y es la depreciación del yüan”. Pero el experto omite la pasividad del Banco Central Europeo, centrando todo en la resistencia de esos diecisiete países en elevar tasas básicas. <br />
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¿Entonces, cuál es la propuesta del analista, ya que Triffin, su mentor, falleció en 1993? Simple: “necesitamos una divisa global ajustable en función del yüan, el yen, la rupia y ciertos macroindicadores”. <br />
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El dólar como divisa única para reserva, aranceles y transacciones es cosa del pasado. No le resulta creíble a Wolf, pues “refleja la declinación de Estados Unidos como potencia dominante y los norteamericanos ya no pueden salvarse solos de crisis como la reciente”.</p>
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