<p>No obstante, ya se han firmado acuerdos con otros gobiernos respecto del gasoducto meridional (CS) y Gazprom insiste en su prioridad. Pero el proyecto que realmente avanza es el septentrional (CN). En realidad, la creciente competencia del gas natural licuado (GNL) y de fuentes no convencionales –junto con la baja demanda- cuestionan la viabilidad financiera de la CS, en relación con la CN. Si bien es muy posible que haya más demoras en el sur, no lo es que Gazprom desista del proyecto.<br />
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Por cierto, la lógica de ambos emprendimientos es la misma: eludir costosas o poco fiables rutas vía Ucrania y Bielorrusia, consolidando relaciones de largo plazo con clientes europeos. Esto hace tanto al gas natural como a la infraestructura. La CS se ha planeado para ir desde Bieryegóvaya (Rusia), donde una corriente azul (CA) se desvía por Turquía, hacia Varna (Bulgaria), Serbia, Eslovenia, Hungría y Austria. Ramales por Croacia, Rumania y Grecia son objetos de estudio.<br />
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Ambos gasoductos recorrerán 900 kilómetros de lecho marino hasta 2.000 metros de profundidad a razón de 31.000 millones de metros cúbicos anales. En total, el proyecto costará de US$ 26.000 a 31.700 millones. Es un monto muy superior a los US$ 10.600 millones que sale la corriente norte (bajo el Báltico). El plazo inicial para la CS era 2013, pero no se cumplirá. Sin embargo, Rusia ha suscripto convenios con varios países centroeuropeos y balcánicos. <br />
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El socio accionario principal de Gazprom era ENI en las corrientes meridional y azul. Su participación y la condición de cliente clave (en 2009, los italianos compraron 19.000 millones de m3- obran como garantías para la CS. Ahora, vía Edison, su controlante Électricité de France (EdF) entra en ese gasoducto, cuyo perfil pasa a ser 40% para Gazprom, igual para ENI y 20% para EdF (Edison).<br />
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<p>Ahí surgen problemas. Se suponía que Gazprom completase un estudio de factibilidad a principios de este año pero, hace cuatro días, Alyéxiev Miller, su presidente, pareció postergar la fecha a febrero próximo y, de hecho, pasó de 2013 a 2015 la puesta en marcha de ambos gasoductos. <br />
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Semanas antes, abriendo el paraguas, ENI sugirió fusionar la corriente sur con otro proyecto, Nabucco, nombre operístico sin explicación. Gazprom vetó de inmediato la idea. <br />
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Comparada con la corriente norte, la sur afronta diversas dificultades. Por ejemplo, aquélla se funda en contratos firmes con gigantes como Eon Ruhrgas o Gaz de France (GdF). Su paquete accionario abarca esas empresas junto con Wintershall, Gasunie y otras en Holanda, Gran Bretaña, etc.<br />
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En otro plano, hay complicaciones turcas y ucranianas. Por ejemplo, la CS recorrerá aguas de Angora, pero no servirá a ese mercado. Por otra parte, podría drenarle fluido a la corriente azul (CA) o a las redes mismas de Ucrania, Turquía, Moldavia, etc. Al mismo tiempo, la utilidad de sortear Ucrania ya no existe: Moscú virtualmente controla Kíyiev, se acabaron las peleas por poliductos comunes y hay capacidad ociosa suficiente para rebombear hidrocaburos baratos de Europa occidental a sus flancos oriental y sudoriental.</p>
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