Kirchner insiste en criticar irónicamente al Fondo Monetario

En lo que parece una serie de gestos políticos calculados, el presidente de la República volvió a descartar retoques al acuerdo subscripto en septiembre. Analistas del exterior asocian esto con una interna en la propia entidad.

23 diciembre, 2003

Mientras visitaba el país una misión especial del FMI, Néstor Kirchner reiteró sus críticas y su oposición a modificar pautas de gestión convenidas hace tres meses. Tanto el primer mandatario como algunos miembros del gobierno insisten en cuestionar “presiones indirectas y condicionamiento”, a menudo vía versiones en medios conservadores o afines al sector financiero.

“Ya no pueden corrernos con el Fondo ni los amigos del Fondo. Deben terminarse los agoreros según quienes, si no hacemos lo que quieren, nos caemos ¡Minga!”.

Sin extremos tan pintorescos, cabe recordar que Joseph Stiglitz (Nobel 2001) y otros economistas serios han recordado que el FMI fomentó el enorme endeudamiento argentino cerrando los ojos ante la corrupción sistémica, el déficit fiscal y la “contabilidad creativa” típicos del lapso 1990-2001. Así señalaba ayer Eduardo Conessa, un crítico inicial de la convertibilidad con paridad rígida.

Mientras tanto, fuentes londinenses y francesas creen que Buenos Aires simplemente aprovecha la interna en la alta burocracia fondista. Se cree que John Thornton, jefe del grupo visitante, y John Dodsworth, representante permanente, no comulgan con Anne Krueger –vicepresidente ejecutiva- ni Anup Singh (cuyos diagnósticos erróneos son la comidilla en el sudeste asiático). A su vez, Krueger no anda bien con Horst Köhler, su superior.

Mientras visitaba el país una misión especial del FMI, Néstor Kirchner reiteró sus críticas y su oposición a modificar pautas de gestión convenidas hace tres meses. Tanto el primer mandatario como algunos miembros del gobierno insisten en cuestionar “presiones indirectas y condicionamiento”, a menudo vía versiones en medios conservadores o afines al sector financiero.

“Ya no pueden corrernos con el Fondo ni los amigos del Fondo. Deben terminarse los agoreros según quienes, si no hacemos lo que quieren, nos caemos ¡Minga!”.

Sin extremos tan pintorescos, cabe recordar que Joseph Stiglitz (Nobel 2001) y otros economistas serios han recordado que el FMI fomentó el enorme endeudamiento argentino cerrando los ojos ante la corrupción sistémica, el déficit fiscal y la “contabilidad creativa” típicos del lapso 1990-2001. Así señalaba ayer Eduardo Conessa, un crítico inicial de la convertibilidad con paridad rígida.

Mientras tanto, fuentes londinenses y francesas creen que Buenos Aires simplemente aprovecha la interna en la alta burocracia fondista. Se cree que John Thornton, jefe del grupo visitante, y John Dodsworth, representante permanente, no comulgan con Anne Krueger –vicepresidente ejecutiva- ni Anup Singh (cuyos diagnósticos erróneos son la comidilla en el sudeste asiático). A su vez, Krueger no anda bien con Horst Köhler, su superior.

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