<p>Por cierto, varios países asiáticos temen pérdidas en competencia de sus exportaciones si dejan de intervenir en los cambios. Sin embargo, la coordinación entre políticas podría generar mayor flexibilidad en toda la región. Eso plantea el BAD.<br />
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Por supuesto, equilibrar oferta y demanda requiere más que un simple juego de precios relativos vía paridades cambiarias. Ambos componentes exigen modificaciones estructurales. Tal como compensar flujos aceptando una inevitable reducción de demanda externa, especialmente en forma de exportaciones a EE.UU. y Europa occidental. <br />
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En cuanto al consumo personal, no se han hecho todavía estudios sistemáticos sobre el tema en toda el Asia en desarrollo. Más allá, claro, de análisis demográficos y etarios. No obstante, el BAD encara –con entrega en agosto- un trabajo sobre tamaño y poder adquisitivo de las burguesías del área. <br />
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Una investigación preliminar (ministerio de economía japonés) supone que esa clase media regional –cuyo ingreso disponible va de US$ 5.000 a 15.000 millones anuales- se ha incrementado de 140 millones en 1990 a 800 millones de personas en 2008. Las cifras cubren China, India, Surcorea, Taiwán, Hongkong, Singapur, Filipinas, Malasia, Tailandia, Vietnam e Indonesia. Por lejos, las mayores burguesías viven en China (unos 450 millones de habitantes), India (200 millones, relativamente muchos menos que los chinos) e Indonesia (80 millones).<br />
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Para que sectores de población más nutridos accedan a la categoría de clase media y gasten como tales, hace falta más crecimiento de la economía real –algo muy distinto al mercado- y mejor redistribución del ingreso entre el sector privado y las familias. Ello implica mejores salarios antes que mayores dividendos accionarios (inexistentes en sistemas políticos como China o Vietnam. <br />
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En resumen, la recuperación en Asia oriental, sudoriental y meridional ha sido o es impresionante y sus perspectivas a corto plazo son favorables- Empero, la expansión a mediano y largo plazo será más difícil, a menos que se operen reformas estructurales.</p>
<p>Lo que el Banco Mundial define como “Asia oriental” –excluyendo Japón y Asia meridional- creció el año pasado a un ritmo promedio de 7%, en términos de producto bruto regional. Lejos de 11% previo a la crisis sistémica occidental (2007) y, asimismo, de 8,5% en 2008. No obstante, la expansión de 2009 contrasta con la reducción (-2,2%) en el PB mundial.<br />
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Medido contra un grupo mayor de países emergentes –los 44 del Banco Asiático de Desarrollo (BAD)-, que abarca Asia meridional, el PBR creció apenas 5,2% en 2009. Fue el punto más bajo en ocho años.<br />
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Este año, la expansión debiera alcanzar 8,7%, estima el BM. Mientras tanto, el BAD proyecta +7,5% para sus 44 asiáticos y 7,3% en 2011. Pero los buenos números generales de 2009 disimulaban notorias disparidades. Por ejemplo, si se excluye China (+8,7%), el resto crece apenas 1,3%. A su vez, en Asia meridional, India (+7,2%) e Indonesia (4,5%) ayudaron a maquillar el retroceso del conjunto.<br />
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En el curso de 2010, debiera haber un crecimiento más equilibrado en toda el área, basado en aumentos de demanda local, regional y global. Comparando con 2009, la atención se desplaza de gestionar la crisis exportada desde el oeste a encarar –no en toda la zona- estrategias para abandonar los estímulos monetarios y fiscales que impulsaban la expansión desde 2008. <br />
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Entonces ¿de regreso a la ortodoxia? No exactamente, luego de que el Fondo Monetario Internacional desechara recetas fatales para el sudeste asiático en 1997/8. Sin duda, es claro que diversos obstáculos frenan una expansión sostenida más allá del corto plazo. Particularmente, atinentes a reequilibrar la demanda interna y alejarla de la exportación, aunque sin llegar a los extremos que pretende la industria norteamericana. <br />
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Entre las soluciones inmediatas disponibles, surge un desplazamiento hacía tasas cambiarias más flexibles. La excesiva rigidez impuesta desde los grandes mercados internacionales de divisas (Tokio es uno) impide a las monedas asiáticas moverse en línea con factores fundamentales. Esto perjudica el equilibrio de demanda.<br />
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