Los unionistas de Irlanda del Norte y protestantes que se consideran británicos se resisten a la idea de una Irlanda unida. Muchos católicos del norte y del sur tienen sus reservas. El costo financiero, además, se suma al cúmulo de problemas complejos de identidad, ideología y economía.
Pero una confluencia de acontecimientos llevó el tema de la unificación a la agenda política.
Un plan dado a conocer la semana pasado por el European Research Group – la facción dura pro Brexit del partido conservador – no logró aplacar la ansiedad sobre si una frontera dura o blanda se instalará a lo largo de las 310 millas de campos, caminos y ciudades.
La posibilidad de saltar de la Unión Europea a un destino incierto ha hecho que uno de cada seis votantes de Irlanda del Norte cambiaran sus alianzas y den mayoría a la unificación, según una encuesta reciente. “La posibilidad ya no es una utopía”, dice Tommy McKearney, un ex miembro del IRA que hizo aquella famosa huelga de hambre en tiempos de Margaret Thatcher. “No creo que sea inminente. Posiblemente demore entre 20 y 30 años. Seguramente yo no lo voy a ver”.
La demografía es clave. Cuando los negociadores británicos separaron Irlanda del Norte del recientemente independizado sur, ese pedazo era 65% protestante y 35% católico, atrincherando una mayoría unionista. Un siglo más tarde es 48% protestante, 45% católico. Los Unionistas siguen siendo el bloque más grande pero no son una mayoría electoral. En la última elección general del año pasado el partido Democrático Unionista le ganó a Sinn Fein por apenas 1.168 votos.
“Es un enorme cambio demográfico. En cinco a diez años habrá mayoría católica en Irlanda del Norte”, dice Peter Shirlow, director del Instituto de Estudios Irlandeses de la Universidad de Liverpool. Llevará más tiempo que esos números se trasladen al electorado. “Peor no cabe duda de que habrá mayoría para una Irlanda unificada”.
Algunos unionistas están derribando tabúes y comienzan a cuestionar abiertamente el aguante y hasta el atractivo de la unión con Gran Bretaña.