Hace tiempo que se promociona el hidrógeno como el combustible ideal para el futuro. Aunque sus detractores dicen que siempre será algo para el futuro en la Unión Europea creen que ese futuro está a punto de llegar. Allí acaban de anunciar una estrategia que forma parte de un intento de movilizar inversiones hacia esa fuente de energía aunando a gobiernos, inversores y empresas.
La UE aspira, para el año 2030, a instalar por lo menos 40GW de capacidad de hidrógeno “verde”, o sea, hidrógeno obtenido sin usar combustibles fósiles. La iniciativa es ambiciosa, pero Bruselas lo va a intentar porque se ha fijado la meta de reducir a cero las emisiones de gases de invernadero para 2050. Para lograrlo, los gobiernos del bloque deben analizar todas las herramientas a su disposición. Lograr la neutralidad en carbono necesita no solo la transformación completa de la economía europea sino también de las fuentes de energía que usa. Necesitará políticas dirigidas hacia ese fin. Los gobiernos, cuando se aboquen a restaurar los daños producidos por la pandemia, deberían- a criterio de Bruselas – orientar su esfuerzo a estimular una recuperación que no se encasille en una economía movida por combustibles fósiles. Alemania ya presentó su propio plan de inversiones.
El atractivo del hidrógeno es que podría llegar a partes de la economía que otros combustibles verdes no llegan. A pesar de todos los esfuerzos que hacen gobiernos e industrias, importantes áreas de la economía siguen dependiendo fuertemente de los combustibles fósiles: el transporte de larga distancia, la siderurgia y la calefacción hogareña, por ejemplo.
El hidrógeno, que se puede transportar y almacenar con relativa facilidad, podría usarse para descarbonizar algunas de esas áreas. Un problema es que la forma más común de producir hidrógeno es a partir de combustibles fósiles; otro, que sigue siendo extraordinariamente caro.
Superar esos problemas es posible pero muy difícil. Un hidrógeno libre de carbono se puede producir usando gas natural y luego extrayendo el carbono mediante tecnología de captura y almacenamiento o mediante electrólisis alimentada con energía renovable.
Un estudio realizado por la International Energy Agency calcula que el costo de producir hidrógeno a partir de electricidad renovable poría bajar 30% para 2030 como consecuencia de la caída de los costos de renovable.
El interés de las empresas está creciendo