Ha fallecido Galbraith, el Prébisch anglosajón

John Kenneth Gailbraith, uno de los escasos economistas sistémicos en actividad, murió el sábado 30 de abril. Tenía 97 años y era heredero de John Maynard Keynes, entre otros.

2 mayo, 2006

Fue uno los doctrinarios de mayor influencia en el mundo de las ideas y la acción económicas. No, como suponen medios conservadores, un simple defensor de la injerencia estatal.

Galbraith escribió libros tanto académicos como de interés general. En la segunda categoría, su clásico es “Historia del dinero”. Una de sus tesis, puntualmente tergiversada por los monetaristas, es que “cuando las cosas marchan mal, el mercado se vuelve al estado para sacarlo de dificultades. Así sucedía ya en la crisis de los tulipanes holandeses”.

Fue asesor de presidentes como Franklin D.Roosevelt –en esos días, trabajaba con Keynes-, John F.Kennedy, James Carter y William J.Clinton. Kennedy lo envió de embajador a la India, donde subsiste una escuela de economistas –no “golden boys”- inspirada en sus teorías.

En el plano político, su texto clave es “The affluent society” (1958). Ahí demuestra que la prosperidad norteamericana crea riqueza en el sector privado, pero descuida aspectos como educación, obras públicas y necesidades de la gente. En su perspectiva, sensible a los excesos neoclásicos y del negocio financiero, muchos economistas y analistas siguen aferrados a la imagen de un mundo donde priman la escasez y la pobreza como constantes universales.

Próximo a Raúl J.Prébisch, Keynes, James Tobin, Charles Kindleberger y Paul Krugman, sostenía que las fuerzas sociales compensatorias –sindicatos, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales- se requieren para buescar equilibrios en la sociedad. Estos conceptos ha sido recogidos dentro y fuera de Estados Unidos, en particular por Richard Neustadt, colega de Galbraith en Harvard, una universidad hoy dominada por lo que él llamaba “sapiencia convencional”.

Fue uno los doctrinarios de mayor influencia en el mundo de las ideas y la acción económicas. No, como suponen medios conservadores, un simple defensor de la injerencia estatal.

Galbraith escribió libros tanto académicos como de interés general. En la segunda categoría, su clásico es “Historia del dinero”. Una de sus tesis, puntualmente tergiversada por los monetaristas, es que “cuando las cosas marchan mal, el mercado se vuelve al estado para sacarlo de dificultades. Así sucedía ya en la crisis de los tulipanes holandeses”.

Fue asesor de presidentes como Franklin D.Roosevelt –en esos días, trabajaba con Keynes-, John F.Kennedy, James Carter y William J.Clinton. Kennedy lo envió de embajador a la India, donde subsiste una escuela de economistas –no “golden boys”- inspirada en sus teorías.

En el plano político, su texto clave es “The affluent society” (1958). Ahí demuestra que la prosperidad norteamericana crea riqueza en el sector privado, pero descuida aspectos como educación, obras públicas y necesidades de la gente. En su perspectiva, sensible a los excesos neoclásicos y del negocio financiero, muchos economistas y analistas siguen aferrados a la imagen de un mundo donde priman la escasez y la pobreza como constantes universales.

Próximo a Raúl J.Prébisch, Keynes, James Tobin, Charles Kindleberger y Paul Krugman, sostenía que las fuerzas sociales compensatorias –sindicatos, partidos políticos, organizaciones no gubernamentales- se requieren para buescar equilibrios en la sociedad. Estos conceptos ha sido recogidos dentro y fuera de Estados Unidos, en particular por Richard Neustadt, colega de Galbraith en Harvard, una universidad hoy dominada por lo que él llamaba “sapiencia convencional”.

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