“En mi opinión no fue sensato presentar su sugerencia como una sugerencia alemana”, sentenció Gabriel, en relación a la propuesta que Schauble presentó en el último tramo de las negociaciones para que Atenas abandone la eurozona durante cinco años para reestructurar su masiva deuda externa.
En una entrevista televisiva con el canal local ZDF que fue transmitida anoche, el ministro sostuvo que él hubiese actuado “de manera diferente”.
“Especialmente porque sé que nosotros, los socialdemócratas, sólo estamos dispuestos a hablar de una salida de Grecia de la zona euro si los griegos lo proponen ellos mismos”, agregó el funcionario, según extractos adelantados por ZDF y citados por la agencia de noticias Europa Press.
Los socialdemócratas son el socio minoritario del gobierno de coalición de Merkel, quien al igual que Schauble pertenece a la fuerza conservadora mayoritaria de los demócratas cristianos.
A lo largo de los últimos seis meses de negociaciones entre el gobierno griego de Alexis Tsipras y sus socios y acreedores de la eurozona, Schauble y Berlín se convirtieron en la cara visible de la posición más intransigente y dura, que se negó a abandonar el dogma de la austeridad y los ajustes masivos.
Finalmente, la semana pasada Berlín y el resto de la eurozona lograron doblegar al gobierno de Tsipras, quien terminó aceptando y haciendo aprobar un durísimo paquete de ajustes y reformas para los próximos tres años a cambio de una inyección de 86.000 millones de euros, que en gran parte irán a capitalizar la banca local y a pagar deuda exterior.
Pese a que durante las negociaciones la posición del gobierno alemán pareció monolítica, tras la aprobación del nuevo programa de ayuda financiera, las grietas empezaron a aparecer en Berlín.
El primero en advertirlo fue el ex ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, un descarnado detractor del rol de Alemania dentro del Eurogrupo y uno de los funcionarios más críticos del giro político de Tsipras, que terminó renunciando a su cargo en el gabinete.
“Basándome en meses de negociación, mi convicción es que Schauble quiere que Grecia sea empujada fuera de la moneda única para infligir la ira de Dios a los franceses y que acepten su modelo de una eurozona disciplinada”, expresó Varufakis en una columna de opinión que publicó en el diario británico The Guardian.
Además, en declaraciones posteriores dio a entender que Merkel jugó el papel de ‘policía bueno’ frente al de Schauble.
Contó que ella le decía a Tsipras que encontrarían “una solución” y que no dejaría que “algo malo ocurra”, mientras su ministro de Finanzas lo amenazaba. “O te subes al caballo, o estás muerto”, recordó Varufakis que le dijo.
Poco después, el propio Schauble reconoció la tensión y las diferencias con su jefa.
“No siempre tenemos la misma opinión, pero avanzamos hacia el mismo lado”, explicó el cuestionado ministro en una entrevista con la revista alemana Der Spiegel.
El duro acuerdo que la eurozona le impuso a Atenas provocó una lluvia inmediata de críticas, que cayó sobre el gobierno alemán en general y Schauble en particular.
Gabriel intentó hoy reivindicar el rol de Alemania dentro de la zona euro, desligar la imagen de Schauble de la del resto de gobierno de Merkel y recuperar la legitimidad de su país como motor de la solidaridad y la unión del bloque europeo.
“Creo que son unas críticas injustas. Alemania ha hecho una gran contribución a todos los paquetes (de ayuda) y ha corrido grandes riesgos”, sentenció el ministro socialdemócrata.
La canciller Merkel no se involucró en este cruce entre sus dos ministros, pero sí dejó en claro hoy su posición sobre una potencial salida de Grecia de la zona euro.
“El ´Grexit´ (salida de Grecia del euro) estaba sobre la mesa, pero nos hemos decidido por otra opción. Y lo que cuenta ahora es el resultado de las negociaciones.
Los miembros de la eurozona acordaron negociar con Grecia un nuevo paquete de ayuda. Eso es lo que debemos llevar a cabo ahora”, aseguró Merkel, intentando dar por terminado el debate en Europa, pero también en Berlín.
Asimismo, la jefa de gobierno adelantó, ante la prensa, que no habrá una “quita en el sentido clásico” en la futura negociación de la deuda griega, sino más bien una discusión sobre las tasas y los vencimientos.
La canciller reiteró que una quita “no puede darse dentro de una unión monetaria”, como el euro, una premisa que ha sido cuestionada no sólo por Atenas, sino por reconocidos economistas de Europa, Estados Unidos, América Latina y hasta del FMI.