Con información de mediados de julio, se ha llegado a un acuerdo que supone un gran ajuste a cambio del rescate y con monitoreo.
La reacción política ante tanto ajuste desde la recesión de 2009 influyó en que sectores de izquierda se hicieran con el poder por la vía democrática. En España análogamente surgieron dos espacios políticos como emergentes de la crisis que han hecho buen papel en las elecciones, analiza Eduardo Luis Fracchia, en el informe económico mensual número 149 de IAE Business School de Universidad Austral, con el auspicio del Grupo Cohen.
Es la primera crisis de la región estando vigente una moneda común. Si bien el PIB de Grecia es marginal respecto al de la Unión (2% del total) se teme por el efecto contagio o por el azar moral.
Este último concepto implica que los países no van a hacer los “deberes” si se perdona a Grecia. Es sabido que una Unión monetaria debe reunir una serie de condiciones para ser viable. Se las conoce como condiciones de Mundell.
En general se acepta que la motivación principal de integración monetaria es política. Para ser efectiva debe haber compromiso de las partes. Economistas de Estados Unidos sospecharon de la Unión monetaria desde su concepción por la heterogénea productividad entre países.
En el caso de Europa es un lugar común la existencia de velocidades diferentes. Alemania está metiendo ritmo y exigencias muy duras de cumplir en particular a Grecia.
¿Cuál es el delicado equilibrio entre solidaridad y justicia? Cada semana leemos condiciones nuevas que Bruselas quiere imponer a Grecia.
La salida del euro es la más extrema y no se ha impulsado aún, sería una cuestión muy negativa para el bloque. Las condiciones de ajuste planteadas por la Troika y aceptadas por el primer ministro griego son duras y afectan a jubilaciones, gastos de defensa, IVA, privatizaciones, etc.
Deben ser discutidas con el gobierno griego.
No está claro cómo salir del euro sería una medida de emergencia. Algunos ven útil un retiro acotado en el tiempo para que Grecia se encamine.
La comparación con el caso argentino del 2001 es inevitable aunque no estamos en la misma situación.
Argentina pudo devaluar entonces y se apoyó en precios de soja muy atractivos para salir de la recesión. En el caso griego tenemos una estructura productiva precaria con pocos recursos para impulsar exportaciones. El turismo es fuerte pero está acotado en su crecimiento.
Grecia está experimentando el corralito, restricción de extracción de 60 euros por día y algunos hablan de una moneda alternativa como en su momento fueron los LECOPS. El final está abierto.
La cuerda de la negociación sigue tensa. Cuando la macro funciona nadie se da cuenta, cuando falla la cuestión se vuelve dramática y llega a la calle con impacto político.
La comunidad internacional mira a Grecia. Obama ha metido presión a Merkel para que el tema se aclare. El Estado de bienestar griego está desafiado y las tentaciones populistas se debaten con la fría ortodoxia. Sería deseable una quita y extensión de plazo de la deuda para sacar el peso (170.000 millones de dólares) que obstaculiza el crecimiento. Hay que rechazar la solución