Poco después de cumplir 1000 días de gestión, el presidente Mauricio Macri se reunió nuevamente con los gobernadores provinciales para debatir el presupuesto 2019. Marcelo Bermolen, profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral, hizo un repaso por la historia de las reuniones del primer mandatario con los representantes de las provincias.
Marcelo Bermolén -abogado, profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales, y Director del Programa de Calidad Institucionalde la Universidad Austral- efectuó un análisis sobre los encuentros de Mauricio Macri con los gobernadores provinciales a lo largo de su mandato.
A lo largo de sus 1000 días de gestión, el gobierno nacional ha tenido 15 reuniones grupales con los gobernadores de diferentes provincias argentinas, sin considerar las reuniones individuales que pudo tener con cada gobernador. De esas 15 reuniones el Presidente de la Nación participó de modo personal en once reuniones. La cifra se reduce a sólo diez, si se descuenta la reunión inaugural celebrada el 12/12/2015 que, por razones protocolares y de inicio de gestión, suele darse como un mensaje de buenas relaciones y apoyo recíproco.
De esas diez reuniones encabezadas por el Presidente, dos sucedieron en 2016, tres en 2018 y, llamativamente, el mayor número de cinco acontecieron en 2017 en coincidencia con un año de elecciones nacionales y provinciales de medio término y elección de gobernador en dos provincias argentinas (Santiago del Estero y Corrientes).
Del total de reuniones conjuntas (2016/2018) en las que participó el Primer Mandatario sólo cuatro lo fueron con todos o casi todos los gobernadores de las provincias argentinas; una de ellas en 2016, dos en 2017 y una en 2018 (la celebrada recientemente por el Presupuesto). En ellas se buscaba promover discusiones de fondo o alcanzar determinados consensos políticos.
Otras dos recepciones lideradas por Macri, contaron con la mitad de los gobernadores y las cuatro restantes con un número promedio cercano a los seis mandatarios provinciales. Éstas, supieron darse en razón de intereses regionales, cercanía política o necesidades coyunturales. La última de ellas ocurrió el 10/05/18 con cinco gobernadores del PJ intentando mostrar un apoyo parcial al pedido de ayuda económica al FMI.
Buena parte de esas reuniones plurales con gobernadores operan en el marco de negociaciones políticas (una especie de toma y daca) para acordar y acelerar sanción de leyes, discutir beneficios específicos o acordar distribución de recursos. Muchas de ellas acaecen de un modo reactivo más que proactivo, y otras suelen ser la excusa para una foto que exprese un diálogo que en la práctica se muestra escaso y segmentado.
El Presidente Mauricio Macri suele delegar -tal como debe ser- en su ministro del Interior, Rogelio Frigerio, -y equipo-, la tarea negociadora y el armado de la letra chica de los acuerdos, pero en al menos cuatro ocasiones estuvo ausente -quizás por temas de agenda- en reuniones que fueron lideradas exclusivamente por el Ministro.
En materia de políticas públicas, los temas más repetidos en los encuentros han sido la coparticipación y el consenso fiscal. Otras razones han sido la búsqueda de respaldo para la reforma electoral (fallida), la modernización del estado (firma del Compromiso Federal), el acuerdo minero, la reforma previsional (cuestionada pero finalmente aprobada) y la sanción del Presupuesto 2019.
Las últimas cuatro reuniones fueron de negociación en busca de consenso, para que luego se apruebe una ley o se pueda avanzar en algún tema. Claramente las reuniones grupales entre gobierno nacional y gobernadores por negociación fueron las mayoritarias a las de firma de un convenio concreto.
Desde una mirada algo más distante, podría decirse que el Presidente de los argentinos, que lidera la fuerza a cargo del país y de otras jurisdicciones de peso y que no cuenta en la práctica con mayorías legislativas en ambas cámaras del Congreso de la Nación, debería promover mayores espacios de encuentro con mandatarios provinciales de la oposición como herramienta de debate y consenso de políticas de estado imprescindibles, sin que el sesgo ideológico o los intereses electorales terminen imperando.
En síntesis: más política y más diálogo.