<p>El esquema busca financiar alrededor de un billón de dólares en compras de activos hipotecarios ilíquidos, o sea incolocables. Si se añaden los US$ 100.000 millones sobrantes del primer megarrescate, lanzado en octubre, el importe final orilla 1,1 billón. <br />
La iniciativa se llama programa mixto de inversiones, en inglés “<em>Public-Private Investment Program</em>” (PPIP). Sus fuentes de recursos son la Reserva Federal –cuyas facultades se amplían peligrosamente- y la administración federal de seguros sobre depósitos (FDIC). Así lo señaló Timothy Geithner en Washington.<br />
A apenas dos meses de asumir el poder, el presidente y su equipo ponen en juego la fe pública en una apuesta difícil. Consiste en que, limpiando los balances bancarios de acreencias y paquetes de títulos tóxicos –derivados inclusive-, será factible reactivar el crédito y la economía. <br />
Puesto que la suerte del esquema depende de cómo reaccione el sector privado. Ello implicar esperar meses antes de saber con certeza si el plan funciona. O no. Por ejemplo, “recién en mayo comenzarán a seleccionarse los gestores privados”, indicó Austan Goolsbee, miembro del consejo presidencial de asesores económicos. <br />
A juicio de analistas y consultores, hay un punto clave: ¿cuáles serán los incentivos para que los bancos vendan? ¿Por qué un fondo de cobertura pagaría un precio próximo al de las entidades financieras? El comunicado del lunes sólo explica algunos detalles de la estrategia inicial.<br />
Críticos tan serios como Paul Krugman –reciente Nobel económico- insisten en soluciones más drásticas. Entre ellas, que el estado se haga cargo de bancos en riesgo, despida sus conducciones y disponga de los activos tóxicos. Suecia lo hizo en 1990 y le salió bien. En cuanto al el esquema de Geithner, “no funcionará, pues presume que los bancos son esencialmente sanos y los banqueros saben qué hacen. No es así”. <br />
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Geithner cree en el éxito del nuevo plan del billón
Barack Obama cedió a su secretario del Tesoro la tarea de revelar, por fin, el programa para tomar activos tóxicos. Como su objeto es reactivar el negocio financiero sin estatizar bancos, éstos subieron hasta 25% en la reacción inicial.