lunes, 25 de noviembre de 2024

Ganó Bachelet pero hay segunda vuelta

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Pese a que parecía que Michelle Bachelet estaba a un paso de convertirse en presidenta electa sin necesidad de segunda vuelta, la ex mandataria socialista no logró triunfar en primera vuelta en las elecciones presidenciales de este domingo.

La candidata de la coalición izquierdista Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, lideraba anoche el recuento de los votos emitidos en las elecciones presidenciales con 46,75% de las preferencias, con 92,17% de las urnas escrutadas y deberá competir en la segunda vuelta con la candidata de la derecha, Evelyn Matthei el 15 de diciembre.

Estas elecciones presidenciales en Chile marcan un giro a la izquierda con la expresidenta Michelle Bachelet de vuelta en el poder luego del conservador Sebastián Piñera, quien no logró situar a Chile en una senda progresista ni satisfacer las crecientes demandas de mayor equidad.

La elección enfrentó a la popular Bachelet –separada, madre de tres hijos, quien dejó la presidencia en 2010 para hacerse cargo de la secretaría de ONU Mujeres – con la candidata del gobierno Evelyn Rosa Matthei, ministra de trabajo del actual presidente Piñera.

Aunque la economía creció durante el mandato de Piñera, con muy baja tasa de desempleo y fuerte estabilidad macroeconómica, las protestas generalizadas, especialmente de estudiantes, que acosan al gobierno, indicaban claramente que Bachelet regresaría a la presidencia. Felipe Morandé, jefe de campaña de Mathhei, prácticamente admitió la posible derrota la semana pasada cuendo dijo: “Tenemos una debilidad en materia presidencial como resultado de muchas cosas; y una de esas cosas es que tenemos enfrente a una candidata que tiene un carisma extraordinario, eso hay que reconocerlo”.

 

Hijas de generales

 

En un país donde la política sigue siendo, en gran medida, un juego de hombres, las dos contendientes principales en estas elecciones son mujeres: la socialista Bachelet y su rival derechista Evelyn Matthei. Ambas fueron a la misma escuela primaria y jugaron juntas de niñas. Sus padres – ambos generales de la fuerza aérea – fueron íntimos amigos hasta que los separó el golpe militar de 1973.

La historia de Bachelet y Matthei comienza en 1958 en una base militar en el desierto de Atacama al norte de Chile. Sus padres, ambos oficiales de la fuerza aérea, fueron distinados allí con sus familias. Vivían en la misma calle, unos en el número 4 y otros en la vereda de enfrente en el múmero 13. Michelle tenía siete años y Evelyn cinco.

“Hasta el día de hoy, la madre de Bachelet recuerda cómo las dos nenas jugaban juntas en la vereda y salían a andar en bicicleta”, dijo a la BBC Rocío Montes, co autora de “Hijas de generales”, un libro que acaba de salir sobre las dos mujeres. “Vivían en una especie de ghetto. El lugar era remoto. Las familias de la fuerza aérea tenían su propio almacén, su propio cine, su propia escuela. Era una comunidad muy cerrada.”

 

Carisma

Además de Bachelet y Matthei, otros siete candidatos compitieron en las elecciones, algo que refleja la profunda insatisfacción con los partidos tradicionales chilenos y que la carismática Bachelet consiguió superar. “Es una especie de Eva Perón chilena”, dice Tomás Mosciatti, analista político que dirige la radio Bio-bio. “Es muy querible. La gente se identifica con ella porque es como ellos: habla como ellos, come lo que comen ellos…”

 

La victoria de Bachelet lleva de vuelta al poder a la coalición de centro izquierda que gobernó Chile desde el final de la dictadura de Pinochet en 1990, luego de un hiato de cuatro años. Bachelet centró su discurso electoral en tres grandes ejes: una reforma constitucional para cambiar la actual, que fue aprobada en 1980 por el Gobierno militar de Augusto Pinochet, una reforma fiscal que conllevará un incremento de los impuestos para las empresas y la universalización de la educación gratuíta. “Se avecina un duro giro a la izquierda, aunque los límites no están bien definidos, y hay mucha ambigüedad”, dice Luis Larraín, director ejecutivo del think tank Libertad y Desarrollo, quien agrega que Bachelet no ha sido más específica sobre sus propuestas políticas para mantener unida a una coalición diversa que va desde la democracia cristiana hasta el partido comunista chileno.

 

El programa de gobierno que describió Bachelet en su campaña incluye cambios tributarios orientados a incrementar la recaudación a 3% del PBI, que es el monto que se estima cuesta la reforma educativa que reclama la población. Las reformas propuestas generaron preocupación entre los empresarios — proyecta elevar el impuesto a las ganancias de 20% a 25% en cuatro años y hacer que las empresas paguen impuestos sobre ganancias reinvertidas —   y muchos analistas se preguntan si esas medidas no ahogarán la inversión y el crecimiento.

 

“Hay margen para aumentar los impuestos,” dice Klaus Schmidt-Hebbel, presidente del Consejo Fiscal de Chile. “Si queremos elevar la calidad de la educación, de la salud y de la infraestructura hay que aumentar la inversión pues así se generará una tasa de retorno suficientemente alta”. Lo que más preocupa es si Bachelet podrá cumplir las promesas hechas a la descontenta población que es una de las más desiguales de la región y acusa al multimillonario Piñera de gobernar para los ricos.

 

“Si no hay cambio, eso podría llevar a una gran inestabilidad. Habrá más frustración, más descontento social y la gente saldrá a la calle a protestar”, dice Carlos Ominami, ex senador socialista. “Chile dejó de ser un país aburrido.”

 

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