Todos los ministros del área financiera del organismo se reúnen en esta ciudad durante el fin de semana, con la asistencia de la directora del FMI, Christine Lagarde. El tema dominante es la guerra comercial –que Donald Trump sigue escalando- y el consiguiente proteccionismo, no sólo Estados Unidos sino también de casi todos sus socios comerciales que se defienden como pueden en la nueva situación.
Argentina es sede del encuentro por ser cabeza del G20 hasta fin de año, cuando Japón la reemplace. Entre tanto le toca hace un difícil equilibrio: tanto los europeos como China y Japón, además de los latinoamericanos, están a favor del multilateralismo y de la libertad de comercio. Pero es difícil que Estados Unidos –con todos los pasos concretos que ha dado en la dirección opuesta- suscriba un acuerdo de esta naturaleza.
En síntesis, poco y nada se espera de esta cumbre en Buenos Aires. Antes, Lagarde advirtió que el mayor riesgo inmediato para la economía mundial son las restricciones al comercio. A pesar de que la economía global está creciendo a 3,9% anual, advirtió sobre las complicaciones que se avecinan, especialmente para Estados Unidos, dijo, que es muy sensible a las represalias de los países afectados.
Se estima que para 2020, si avanza esta guerra comercial puede significar una caída de US$ 430 mil millones en el volumen comercial global.
La conferencia permitirá un análisis detallado de la situación del NAFTA, el acuerdo de libre comercio de América del Norte. La nueva posición de la Casa Blanca amenaza la posición de Canadá y de México.
Por su parte China busca que se analice a fondo el escenario de aranceles punitorios establecidos por Washington y se refuercen los lazos comerciales entre los demás socios perjudicados.
Así, China reemplaza –aunque parezca insólito- a Estados unidos como campeón del libre comercio global. En esa dirección van los acuerdos de China con la Unión Europea y Japón, como también los recientes de Japón con la UE.
Los países emergentes, como Brasil por ejemplo, defienden a capa y espada la vigencia y el valor de los acuerdos dentro de la Organización Mundial de Comercio, una entidad que si Estados Unidos se sale con la suya, será un sello viejo y sin destino.