<p>En resumen, los países del g-20 deben comprometen a reducir hasta la mitad la relación entre déficit público y producto bruto interno, con énfasis en el g-8. Pese a datos en contrario, la cumbre de junio no condujo a nada. Probablemente, tampoco la próxima reunión (Seúl, 12-13 de noviembre) sirva para disipar equívocos. De paso, quizás evite ir desarmando paquetes de estímulos sistémicos antes de tiempo, como quieren Alemania, Gran Bretaña, el Benelux y otros.</p>
<p>Cediendo a presiones de varios emergentes –Brasil, Rusia, Argentina, Turquía, Indonesia, Malasia-, la declaración final deje en libertad a cada gobierno para aplicar impuestos a las operaciones financieras del sector privado. Esto implica una derrota para adalides de la ortodoxia como Japón, Australia, Nueva Zelanda, Canadá u Holanda, que resisten cualquier forma de tasa Tobin, aunque su producido se destine a rescates de bancos.</p>
<p>En este punto, tercia Sachs, ex numen del hoy devaluado foro económico mundial (Davos) y padre de la exitosa terapia aplicada en Rusia. El economista, como antes John Kenneth Galbraith, Joseph Stiglitz (Nobel 2001) y Paul Krugman (ídem 2008), Sachs propone una forma actualizada del esquema que le valió a James Tobin el Nobel 1981.</p>
<p>“Ya no alcanza con reformas financieras nacionales –la de Barack Obama ahora, por ejemplo- ni regionales (apunta Sachs), como se plantean en medio mundo. El negocio financiero global se hipertrofia, en particular la especulación con derivativos. A mi juicio, debe pensarse en una tasa inicial de 0,05% sobre todo tipo de transacciones privadas, máxime las que los grandes bancos centrales no quieren o pueden controlar”. El economista espera que el gravamen genere “miles de millones”.</p>
<p>Sachs supone que Estados Unidos, Alemania, Suecia y Francia se manifestarán a favor. Igual les cabe a emergentes como Brasil, Rusia o India. Al principio China se resistirá por una simple razón: no tiene bancos privados.</p>
<p>Volviendo al documento, el debate previo puso en evidencia que, en términos de relación déficit-PBI y excluyendo economías en crisis, el g-8 se lleva las palmas. Desde el 12,8% de Gran Bretaña o el 11,5% de España hasta el 5,3% de Italia o el 5,6% de Alemania, pasando por 11% (EE.UU.), 8,4% (Francia), 7.9% (Japón) y 8% (Holanda). Estas cifras demuestras hasta qué punto ha fallado el pacto de Maastricht (1991) y qué destino aguarda al nuevo pacto propuesto hace dos semanas.<br />
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G-20: las metas para 2011 y una tasa Tobin de 0,05%
Circula otra especie de documento conjunto sobre déficit y producto bruto interno, con vistas a la cumbre del grupo de los 20. Mientras tanto, Jeffrey Sachs reitera una propuesta: gravamen de medio punto básico a operaciones financieras privadas.