Francia amenaza con dejar el euro y desata otra corrida

Nicolas Sarkozy se plantó ante la intransigencia de Angela Merkel sobre Grecia y provocó otro derrumbe europeo. En Nueva York, la fiscalía sospecha que ocho bancos les dieron datos falsos a tres calificadoras y eso se sintió en Wall Street y Tokio.

15 mayo, 2010

<p>Quiz&aacute; fue una indiscreci&oacute;n del espa&ntilde;ol Jos&eacute; Luis Rodr&iacute;guez Zapatero, sumido en su propia crisis. Lo cierto es que, seg&uacute;n diarios espa&ntilde;oles, franceses e italianos, Sarkozy amenaz&oacute; a la canciller alemana con sacar a Francia de la Eurozona, o sea la moneda com&uacute;n. Ir&oacute;nicamente, fue otro teut&oacute;n, el ministro de hacienda Wolfgang Schl&auml;uble, quien dijera &ndash;el jueves- que &ldquo;no existen tab&uacute;es para sacar un pa&iacute;s del euro&rdquo;.<br />
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A&uacute;n m&aacute;s duro, el suizo Josef Ackermann (amo del Deutsche Bank) no anduvo con vueltas: &ldquo;Atenas dif&iacute;cilmente pueda evitar la bancarrota por insolvencia&rdquo;. Esto fue la gota que colm&oacute; el &aacute;nfora de Sarkozy, que vislumbra tras la eventual insolvencia griega ataques a Espa&ntilde;a e Italia.<br />
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Sch&auml;uble y Ackermann se refer&iacute;an no a Francia, sino a parientes pobres como Grecia, Portugal y, eventualmente, Espa&ntilde;a. Mientras el euro tocaba otro piso desde 2008 (US$ 1,235 u &euro; 0,81 por d&oacute;lar), se desplomaban Madrid (-6,64%), Mil&aacute;n (-5,3%), Par&iacute;s (-4,6%), Londres y Fr&aacute;ncfort (-3,1% en ambos casos). Menos expuestas, Nueva York ced&iacute;a 1,5, 1,9 y 2% -respectivamente, D-J 30, S&amp;P 500, Nasdaq C- y Tokio bajaba 1,6% el s&aacute;bado (es semilaborable).<br />
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En el fondo, el problema es la escasa fe de operadores, economistas, pol&iacute;ticos y analistas en el rescate por &euro; 110.000 millones (apenas US$ 136.000 millones hoy) a Grecia y el megapaquete preventivo de &euro; 750.000 millones (US$ 926.000 millones). Por ejemplo &iquest;cu&aacute;nto le corresponder&iacute;a a Espa&ntilde;a si Zapatero y su potencial sucesor, el franquista Mariano Rajoy, logran ejecutar un plan tan r&iacute;gido como el impuesto a Madrid?<br />
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<p>Preparándose para lo peor, el líder derechista se ha reunido ya con Rodrigo de Rato y Figaredo, ex director gerente del FMI y fiel al libreto de Chicago. Pero, en realidad, los mercados ya no creen en la ortodoxia neoclásica de Milton Friedman. Saben que esas recetas marcharon, sí, en economías centrales (Gran Bretaña bajo Margaret Thatcher, Holanda, Dinamarca) o regímenes militares (Argentina en 1967/72 y 1976/83, Chile en 1973/90). Pero causaron desastres en 1994/5 (México) y 1997/8 (sudeste asiático Europa oriental, Turquía, Argentina nuevamente). <br />
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En la actual emergencia, Romano Prodi –ex presidente de la comisión europea y ex primer ministro italiano- recuerda cómo persuadió a la dura Alemania (en 1992) para dejar que su sobre-endeudado país ingresase a la Eurozona. Fue simple y al punto: “apóyennos y les compraremos leche”. Claro, hasta el presente los contribuyentes germanos sostienen a varias economías “no del todo desarrolladas” pero incorporadas a la Unión Europea o la Eurozona u objetos de subsidios agrícolas. Nadie puede extrañarse si, en 2010, Merkel pierde por escándalo las elecciones en Renania norte-Vestfalia, su estado más populoso e industrial.<br />
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Esas lluvias trajeron los lodos llamados Grecia, Portugal, España y otros en carpeta. Vale decir dos paquetes que, juntos, suman € 860.000 millones y, como los dos billones de dólares insumidos por Estados Unidos, para salvar banqueros bien conectados. Como sostienen Prodi o Paul Krugman (Nobel 2008) y lo intuye Barack Obama, sería mucho más atinado que financistas, inversores y bonistas pagasen facturas hasta ahora pasadas a contribuyentes. O sea, votantes que, como han hecho los alemanes, pueden rebelarse y castigar gobiernos. <br />
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Sin mencionar aspectos políticos o sociales, Paul Volcker –ex presidente de la Reserva Federal y asesor de Obama- fue el viernes más lejos que su amigo Ackermann. “Existe un alto riesgo de que el euro se desintegre, por ausencia de disciplina fiscal o monetaria”. Los mercados parecían escucharlo<br />
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Por supuesto, es imposible comparar el euro con el dólar. La todavía divisa mundial de reserva representa un solo país y un solo sistema de banca central, los trece emisores de la RF. El dólar es de circulación interna tan libre como los propios ciudadanos norteamericanos. Al contrario, la misma existencia del euro divide los soñados “estados unidos de Europa” en adherentes a la divisa (Eurozona) y los que retienen sus monedas locales. Hay dos casos curiosos. La próspera Suecia, que prefiere –como Gran Bretaña- seguir aparte, y el pequeño, atrasado Montenegro, que usa el euro sin permiso. <br />
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