El pronóstico del FMI es implacable: el crecimiento global de este año será el menor desde la grave crisis –la Gran Recesión- de 2008 y 2009. La caída del ritmo en China y en mercados emergentes, diluirá el débil crecimiento en las mayores economías. Calcula un crecimiento de 3,1% en todo el mundo, a pesar de la recuperación evidente en países industrializados.
Será la quinta caída anual consecutiva en las economías emergentes. El Fondo reclama medidas para estimular el consumo interno y efectuar reformas orientadas a promover el crecimiento.
No hay una causa única que explique este escenario. Aunque se advierte la importancia de la nueva política china que está consumiendo menor cantidad de commodities –producidas precisamente por mercados emergentes- en pos de estimular el consumo de sus habitantes.
En cambio el FMI advierte tendencias de largo plazo a tener muy en cuenta: menor productividad, alto gasto público, elevada deuda pública y privada, poblaciones que envejecen, y las consecuencias de crisis derivadas de burbujas financieras que se pincharon y que todavía perduran. En algunos países la situación es todavía más grave, por el elevado nivel de inflación.
A pesar de los accidentes recientes de la economía china –devaluación, caída en los valores bursátiles- el FMI no modifica su pronóstico: crecerá este año a 6.8%.
En los próximos años, en cuanto se recuperen –dice- los emergentes volverán a acaparar buena parte del crecimiento global que resulte. Hoy, la mejor posición es para la India: 7% de crecimiento anual.
Para la Argentina el pronóstico es recesivo. Se contraerá 0,7%. En Brasil, en 1%, menos que el año pasado que fue de 3%