FMI: denuncia acciones de fondos buitres contra Argentina

“Los fondos buitres se notan por demás activos y pueden trabar la restructuración de deudas soberanas, como lo han hecho en Brasil y Ecuador”. Argentina parece el país más expuesto a esa forma de piratería.

30 agosto, 2003

Este tipo de carteras inversoras se relaciona con otra práctica peligrosa para deudores y, también, acreedores serios: los litigios “salvajes”. El Fondo compara los retornos logrados por los buitres –compran muy barato bonos de países en insolvencia o cese de pagos, o sea chatarra- con los obtenidos por quienes aceptan restructuraciones.

En el segundo caso, se trata de acuerdos “normales” sobre deudas soberanas o, en el sector privado, concursos según el título XI de la ley federal para quiebras y convocatorias (Estados Unidos). Para los buitres, el retorno medio varía de 50 a 33%, el de los acreedores restructurados oscila alrededor de 57% y el de concursos privados según aquella ley pueden llegan tan bajo como 22% (Enron) o el 11% que propone la ex WorldCom.

Por supuesto, los “buitres pleiteros” –explica un informe especial, “occasional paper”, del FMI- necesitan mucha liquidez (para comprar grandes volúmenes de papeles), costosos recursos legales y logísticos. Cualquier abogado neoyorquino especialista en estos litigios cobra de US$ 500 la hora en más”.

Estas características hacen que los altos retornos que prevén (y precisan) induzcan a los especuladores a “no aceptar ofertas de restructuración, como la que Argentina presentará a fin de septiembre en la asamblea anual FMI-BIRF” (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento o Banco Mundial).

En realidad, el más peligroso de estos bucaneros –Kenneth Dart; “un tipo de operador que no debiera existir”, según definición del megafinancista George Soros- ya bloqueó la restructuración de la deuda brasileña en 1992/4 (esquema Brady), hizo igual con Ecuador y se prepara para repetir la hazaña con Argentina.

Para eso, está desarrollando una “campaña de intimidación”, vía medios, analistas y comunicadores asociados a la especulación. Por ejemplo, los que se vinculan, en el Río de la Plata, a Raúl J.Moneta, los hermanos Röhm, el grupo Peirano y varios ex funcionarios nacionales del período 1990/9.

En Buenos Aires, Dart está representado por el fondo EM Limited y el estudio Devenboise & Plimpton, según señala un periódico económico. A su vez, el trabajo fondista –subscripto por el hindú Manmohan Singh- advierte: “Dart quizá no sea el único buitre y forme parte de una bandada que se cierne sobre Argentina”. Algunos creen que la meta real es Brasil, donde el ex presidente del Banco Central, Armínio Fraga, ha fundado un influyente “lobby” para promover ese tipo de especulación y los negocios con instrumentos derivativos.

El estudio del FMI revela que Dart controla ya 60% de la serie global 2008 en pesos. Tanto él como otros gallinazos parecen ir a la caza de las series globales 2019, 2030 y 2031. Estos papeles se quedaron virtualmente en seco tras el megacanje de Domingo F.Cavallo (una operación de ribetes más que dudosos).

Por lo común, indica Manmohan (Singh no es apellido, sino el nombre sectario de los sij), “se marginan de cualquier arreglo para cobrar 100% de la deuda nominal, incluidos cupones, cuya parte impaga sigue acumulándose mientras se retrasa la restructuración”. El trabajo estima en algo más de US$ 1 billón (millón de millones) la masa mundial de bonos chatarra. Este monto, 0,95% del PBI norteamericano, se divide en partes casi iguales entre deudores periféricos y empresas de escasa calificación crediticia en economías centrales.

El informe y una ponencia del FMI con vistas a la próxima asamblea conjunta presuponen “una denuncia contra métodos buitres que amenazan los sistemas EuroClear y ClaerStraem, por donde se compensan todos los pagos”. Un riesgo concomitante estriba en ciertos tribunales locales –EE.UU., Bélgica, Italia, España-, llamativamente “favorables” a las demandas buitres. Dart no es el único buitre, pero representa una clase de especuladores sin escrúpulos, creada por esquemas tan poco transparentes como los que crearon Nichaola Brady, David Mulford, Cavallo y sus aliados en ciertos bancos grandes”.

Este tipo de carteras inversoras se relaciona con otra práctica peligrosa para deudores y, también, acreedores serios: los litigios “salvajes”. El Fondo compara los retornos logrados por los buitres –compran muy barato bonos de países en insolvencia o cese de pagos, o sea chatarra- con los obtenidos por quienes aceptan restructuraciones.

En el segundo caso, se trata de acuerdos “normales” sobre deudas soberanas o, en el sector privado, concursos según el título XI de la ley federal para quiebras y convocatorias (Estados Unidos). Para los buitres, el retorno medio varía de 50 a 33%, el de los acreedores restructurados oscila alrededor de 57% y el de concursos privados según aquella ley pueden llegan tan bajo como 22% (Enron) o el 11% que propone la ex WorldCom.

Por supuesto, los “buitres pleiteros” –explica un informe especial, “occasional paper”, del FMI- necesitan mucha liquidez (para comprar grandes volúmenes de papeles), costosos recursos legales y logísticos. Cualquier abogado neoyorquino especialista en estos litigios cobra de US$ 500 la hora en más”.

Estas características hacen que los altos retornos que prevén (y precisan) induzcan a los especuladores a “no aceptar ofertas de restructuración, como la que Argentina presentará a fin de septiembre en la asamblea anual FMI-BIRF” (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento o Banco Mundial).

En realidad, el más peligroso de estos bucaneros –Kenneth Dart; “un tipo de operador que no debiera existir”, según definición del megafinancista George Soros- ya bloqueó la restructuración de la deuda brasileña en 1992/4 (esquema Brady), hizo igual con Ecuador y se prepara para repetir la hazaña con Argentina.

Para eso, está desarrollando una “campaña de intimidación”, vía medios, analistas y comunicadores asociados a la especulación. Por ejemplo, los que se vinculan, en el Río de la Plata, a Raúl J.Moneta, los hermanos Röhm, el grupo Peirano y varios ex funcionarios nacionales del período 1990/9.

En Buenos Aires, Dart está representado por el fondo EM Limited y el estudio Devenboise & Plimpton, según señala un periódico económico. A su vez, el trabajo fondista –subscripto por el hindú Manmohan Singh- advierte: “Dart quizá no sea el único buitre y forme parte de una bandada que se cierne sobre Argentina”. Algunos creen que la meta real es Brasil, donde el ex presidente del Banco Central, Armínio Fraga, ha fundado un influyente “lobby” para promover ese tipo de especulación y los negocios con instrumentos derivativos.

El estudio del FMI revela que Dart controla ya 60% de la serie global 2008 en pesos. Tanto él como otros gallinazos parecen ir a la caza de las series globales 2019, 2030 y 2031. Estos papeles se quedaron virtualmente en seco tras el megacanje de Domingo F.Cavallo (una operación de ribetes más que dudosos).

Por lo común, indica Manmohan (Singh no es apellido, sino el nombre sectario de los sij), “se marginan de cualquier arreglo para cobrar 100% de la deuda nominal, incluidos cupones, cuya parte impaga sigue acumulándose mientras se retrasa la restructuración”. El trabajo estima en algo más de US$ 1 billón (millón de millones) la masa mundial de bonos chatarra. Este monto, 0,95% del PBI norteamericano, se divide en partes casi iguales entre deudores periféricos y empresas de escasa calificación crediticia en economías centrales.

El informe y una ponencia del FMI con vistas a la próxima asamblea conjunta presuponen “una denuncia contra métodos buitres que amenazan los sistemas EuroClear y ClaerStraem, por donde se compensan todos los pagos”. Un riesgo concomitante estriba en ciertos tribunales locales –EE.UU., Bélgica, Italia, España-, llamativamente “favorables” a las demandas buitres. Dart no es el único buitre, pero representa una clase de especuladores sin escrúpulos, creada por esquemas tan poco transparentes como los que crearon Nichaola Brady, David Mulford, Cavallo y sus aliados en ciertos bancos grandes”.

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