El Fondo Monetario Internacional va a reconocer públicamente que se han producido importantes errores en el rescate de Grecia, país que ha recibido uno de las mayores ayudas financieras en la historia de la institución y que sirvió de chispa para contagiar la crisis de deuda al resto de Europa.
Admitirá, según lo que estuvo trascendiendo ayer en los círculos financieros bien informados, haber subestimado considerablemente los daños que sus recomendaciones de austeridad tuvieron en la economía griega, aunque destaca que la respuesta a la crisis hizo ganar tiempo a la zona euro para limitar los efectos para el resto de Europa.
Según un documento interno calificado de “estrictamente confidencial”, al que tuvo acceso The Wall Street Journal, el organismo reconoce que incumplió sus propias reglas al hacer ver que la creciente deuda de Grecia parecía sostenible y que, mirándolo en retrospectiva, el país no cumplió tres de los cuatro criterios del FMI para poder optar a recibir una ayuda.
En el transcurso de los últimos tres años, el número de directivos senior del FMI, incluida la actual directora gerente Christine Lagarde, dijeron reiteradamente en público que la deuda el país era “sostenible”, y que se devolvería la totalidad de la misma en el tiempo previsto.
El documento califica las incertidumbres en torno del rescate de Grecia de “tan considerables que sus empleados no pueden garantizar que la deuda pública sea sostenible con una alta probabilidad”, explica el documento invocado por el periódico especializado de la Gran Manzana.
Considera haber tomado con demasiado optimismo las perspectivas de Grecia presentadas por el Gobierno, que hablaban de un regreso a la financiación del mercado y de su capacidad política de implementar las condiciones de su programa de rescate.
Sugiere que el gran beneficiado del rescate de 2010 no fue Grecia sino la zona euro, pero que permitió ganar tiempo al bloque para construir un cortafuegos que protegiera a sus miembros vulnerables y evitara posibles graves efectos para la economía mundial.
Para conceder un rescate de 110.000 millones de euros a Grecia, el FMI unió fuerzas con la Comisión Europea y con el Banco Central Europeo en 2010, formando la troika.
Además de criticar el retraso a la hora de reestructurar la enorme deuda griega, que se produjo en mayo de 2012, dos años después del acuerdo original de rescate de Grecia, la institución dice que reducir la deuda griega antes de mayo de 2012 fue “políticamente difícil” por la oposición de algunos países de la eurozona, cuyos bancos tenían demasiada deuda estatal griega.
También reconoce que su valoración del futuro desarrollo de la deuda ha sido muy equivocada porque el estudio que hizo de su sostenibilidad incluyó pruebas de solvencia, que demostraron ser muy laxas.
Critica asimismo a la Comisión Europea, con la que se asoció en 2010 para gestionar el rescate de Grecia, al que acusó de acordar políticas por consenso, de ser ineficaz a la hora de implementar condiciones crediticias y de no tener experiencia gestionando crisis.
Además, dice que la Comisión se centró más en cumplir las normas de la UE que en fomentar el crecimiento.
Las proyecciones de crecimiento fueron muy equivocadas, pero así y todo Grecia tuvo que cumplir esos mismos objetivos de reducción del déficit.
“Los objetivos fiscales se volvieron aun más ambiciosos cuando la crisis superó las expectativas”, afirma, agregando que los objetivos y las proyecciones macroeconómicas no se revisaron para reflejar lo que realmente estaba pasando en Grecia durante 18 meses, hasta diciembre de 2011.
La proyección original del FMI era una caída del 5,5% del Producto Interno Bruto griego entre 2009 y 2012. Y el país realmente perdió 17% del PIB. El plan de rescate contemplaba un desempleo de 15% en 2012. Realmente fue de 25%.
Ralentizar el ritmo de la austeridad habría ayudado a Grecia, pero no era posible desde un punto de vista político, explica el Fondo.
El documento critica a los gobiernos griegos por no implementar reformas económicas estructurales que podrían haber impulsado al sector privado y dice que los males del ajuste se repartieron de manera desigual entre la población.
Si bien no da detalles de por qué tomó las decisiones que tomó, ni por qué accedió a las valoraciones de la troika que ahora considera incorrectas, afirma que su equipo destacó los riesgos de implementar el programa griego.