Finalmente, Merkel asume como primera canciller alemana

La democristiana conservadora Angela Merkel será la primera jefa de gobierno, desde la unificación de Alemania (1871). Pero no le habrá sido fácil a la “grosse Koalition” reunir los votos parlamentarios para nombrarla.

22 noviembre, 2005

Después de cuarenta años separados, el binomio de derecha (Unión Democristiana y Unión Socialcristiana bávara) se reúne con el Partido Socialdemócrata –centroizquierda- en una difìcil “gran coaliciòn”. Ahí, el PSD llega dividido entre partidarios de Gerhard Schröder, sus reformas pro mercado y gente de Andrea Nahles, opuesta al programa, que ve como triunfo de la derecha.

Si bien la coalición controla 448 escaños y se precisan sólo 308 para asegurar la elección de Merkel, hay un riesgo: que un bloque bastante grande de diputados izquierdistas no apoye o de abstenga. En ese caso, el gobierno resultante será menos estable, máxime porque se ignora si Merkel tiene habilidad suficiente para manejarse en un escenario complicado.

Había un “número mágico”, cuarenta. Si las defecciones en el PSD lo superan, será un arranque vacilante para la gran coalición. Ya se notó ese factor durante la tempestuosa elección del socialdemócrata Wolfgang Thierse, presidente saliente del legislativo, como vice del Bundestag.

Sin un líder claro entre los socialemócratas, la canciller entrante deberá apoyarse en dos operadores ajenos al parlamente. Se trata de Franz Müntefering, sociademócrata de derecha (vicecanciller) y del democristiano Thomas de Maizière, jefe de gabinete.

Después de cuarenta años separados, el binomio de derecha (Unión Democristiana y Unión Socialcristiana bávara) se reúne con el Partido Socialdemócrata –centroizquierda- en una difìcil “gran coaliciòn”. Ahí, el PSD llega dividido entre partidarios de Gerhard Schröder, sus reformas pro mercado y gente de Andrea Nahles, opuesta al programa, que ve como triunfo de la derecha.

Si bien la coalición controla 448 escaños y se precisan sólo 308 para asegurar la elección de Merkel, hay un riesgo: que un bloque bastante grande de diputados izquierdistas no apoye o de abstenga. En ese caso, el gobierno resultante será menos estable, máxime porque se ignora si Merkel tiene habilidad suficiente para manejarse en un escenario complicado.

Había un “número mágico”, cuarenta. Si las defecciones en el PSD lo superan, será un arranque vacilante para la gran coalición. Ya se notó ese factor durante la tempestuosa elección del socialdemócrata Wolfgang Thierse, presidente saliente del legislativo, como vice del Bundestag.

Sin un líder claro entre los socialemócratas, la canciller entrante deberá apoyarse en dos operadores ajenos al parlamente. Se trata de Franz Müntefering, sociademócrata de derecha (vicecanciller) y del democristiano Thomas de Maizière, jefe de gabinete.

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