Finalizó la campaña electoral

Fue la más corta y austera de la historia argentina, producto del desinterés de la gente. La actividad proselitista sólo tuvo dos destinatarios: la política económica y el voto en blanco.

11 octubre, 2001

(DTN). – Tal como lo determina la ley, los partidos dieron hoy (jueves 11) por cerrada la campaña electoral de cara a los comicios del domingo, que se transformó en la más corta y austera de la historia argentina producto de la grave crisis económica y del desinterés popular por una clase política desprestigiada.

Como contracara de elecciones anteriores donde la actividad proselitista se centraba en destacar los méritos propios y atacar los defectos ajenos, esta campaña tuvo sólo dos destinatarios: la política económica y el voto en blanco.

Al mismo tiempo, y a sólo un año de haber asumido el poder, la difícil situación económica provocó que los candidatos oficialistas se ubicaran en la vereda de la oposición y casi no hubiera diferencias en los discursos y las propuestas.

El ministro de Economía, Domingo Cavallo, fue el blanco elegido por todos los postulantes –a excepción de los de su propio partido que no se presenta en todos los distritos– y el cambio de la política impulsada desde el Palacio de Hacienda fue la promesa de todos los postulantes.

Pero esta atípica campaña tiene tuvo también otra diferencias con sus antecesoras: el “menemismo” que estuvo en el poder durante diez años, no tuvo representación formal en ninguna de las listas.

Sólo el peronismo porteño –que hizo alianza con el cavallismo– colocó postulantes de ese sector, aunque el nombre del ex presidente Carlos Menem y su gestión de gobierno no formó parte de la tarea proselitista.

(DTN). – Tal como lo determina la ley, los partidos dieron hoy (jueves 11) por cerrada la campaña electoral de cara a los comicios del domingo, que se transformó en la más corta y austera de la historia argentina producto de la grave crisis económica y del desinterés popular por una clase política desprestigiada.

Como contracara de elecciones anteriores donde la actividad proselitista se centraba en destacar los méritos propios y atacar los defectos ajenos, esta campaña tuvo sólo dos destinatarios: la política económica y el voto en blanco.

Al mismo tiempo, y a sólo un año de haber asumido el poder, la difícil situación económica provocó que los candidatos oficialistas se ubicaran en la vereda de la oposición y casi no hubiera diferencias en los discursos y las propuestas.

El ministro de Economía, Domingo Cavallo, fue el blanco elegido por todos los postulantes –a excepción de los de su propio partido que no se presenta en todos los distritos– y el cambio de la política impulsada desde el Palacio de Hacienda fue la promesa de todos los postulantes.

Pero esta atípica campaña tiene tuvo también otra diferencias con sus antecesoras: el “menemismo” que estuvo en el poder durante diez años, no tuvo representación formal en ninguna de las listas.

Sólo el peronismo porteño –que hizo alianza con el cavallismo– colocó postulantes de ese sector, aunque el nombre del ex presidente Carlos Menem y su gestión de gobierno no formó parte de la tarea proselitista.

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