Fernández: el gobierno piensa recrear una petrolera estatal para regular el mercado

El jefe de Gabinete indicó que se avanza en un plan de infraestructura para 2005 que torne previsible la disponibilidad de energía. También está en estudio recrear una petrolera estatal, adelantó hoy el jefe de Gabinete, Alberto Fernández.

29 abril, 2004

“Estamos preparando, para presentar en mayo, un amplio programa para que, desde el año próximo, podamos estar más tranquilos. Lo que hoy sucede responde a un descuido de las empresas y a la ineficacia del estado, que no les exigió hacer inversiones comprometidas” señaló.

Más allá del sorpresivo anuncio, el funcionario repetía observaciones de Néstor Kirchner a las empresas de hidrocarburos. Especialmente como exportadoras de gas natural a Chile, Brasil y Uruguay.

En lo atinente a una virtual compañía pública, las manifestaciones de Fernández apuntan, en apariencia al modelo brasileño. Vale decir, regulación y seguimiento de mercado, sin descartar emprendimientos mixtos. Ahora está de moda llamarlos “PPP”, o sea “proyectos publico-privados”, un neologismo mal armado.

Simplemente, significa que el sector público contrata al privado para obras, servicios, etcétera. Pero el esquema genera dudas y resquemores. El tema PPP llegó a la Argentina porque el gobierno actual quiere aplicarlo a inversiones infraestructurales, aunque no parece lo que Fernández sugiere en hidrocarburos.

Pero el modelo ya ha provocado adhesiones y rechazos en los setenta y pico de países que lo han puesto en práctica. Históricamente, la versión actual nace en la ola de privatizaciones británica, en tiempos de Margaret Thatcher (años 80). A diferencia de su mala copia argentina, bajo Domingo F.Cavallo, José R.Dromi, Rodolfo Barra y María J.Alsogaray (años 90), esa gestión hizo las cosas muy bien, tomándose todo el tiempo necesario. Hoy, los apóstoles de los PPP están en entes multilaterales (BID, Banco Mundial), cuya alta burocracia tiene a “comprar” recetas en boga. No siempre con buenos resultados.

Los promotores del modelo sostienen que no vuelve al “estatismo” previo a los 80 ni al privatismo de los 90, sino que conjuga sus ventajas sin sus inconvenientes. “Demasiado bueno para ser cierto”, decían algunos participantes de la reunión organizada en Lima, hace poco, por el BID. Pero a Kirchner y Fernández les gusta el esquema.

Volviendo a hidrocarburos, la reestructuración anunciada por Fernández apunta a evitar en el futuro emergencias como la actual, para lo que el gobierno ha iniciado varias acciones. Por ejemplo el programa para ahorro de energía, explicado por el ministro de Planificación, Julio de Vido.

Fernández volvió a fustigar a las petroleras: “Desde 1997 no hicieron inversiones significativas en exploración y distribución de gas porque, ese año, Argentina entró en recesión, bajó la demanda y hubo excedentes para exportar”. Por supuesto, sucesivos gobiernos entre ese momento y 2002 no hicieron casi nada al respecto.

Recordó que, para 2003, se planteaba un crecimiento de 1,5% en el producto bruto interno (estimación compartida por el Fondo Monetario). Para 2004, se esperaba apenas 2,5%. Pero el PBI subió mucho más. “Suponiendo que no se salía de la recesión –apunta Fernández-, las empresas no invirtieron, pese a sus cuantiosas utilidades. Ahora, no hay gas”.

“Estamos preparando, para presentar en mayo, un amplio programa para que, desde el año próximo, podamos estar más tranquilos. Lo que hoy sucede responde a un descuido de las empresas y a la ineficacia del estado, que no les exigió hacer inversiones comprometidas” señaló.

Más allá del sorpresivo anuncio, el funcionario repetía observaciones de Néstor Kirchner a las empresas de hidrocarburos. Especialmente como exportadoras de gas natural a Chile, Brasil y Uruguay.

En lo atinente a una virtual compañía pública, las manifestaciones de Fernández apuntan, en apariencia al modelo brasileño. Vale decir, regulación y seguimiento de mercado, sin descartar emprendimientos mixtos. Ahora está de moda llamarlos “PPP”, o sea “proyectos publico-privados”, un neologismo mal armado.

Simplemente, significa que el sector público contrata al privado para obras, servicios, etcétera. Pero el esquema genera dudas y resquemores. El tema PPP llegó a la Argentina porque el gobierno actual quiere aplicarlo a inversiones infraestructurales, aunque no parece lo que Fernández sugiere en hidrocarburos.

Pero el modelo ya ha provocado adhesiones y rechazos en los setenta y pico de países que lo han puesto en práctica. Históricamente, la versión actual nace en la ola de privatizaciones británica, en tiempos de Margaret Thatcher (años 80). A diferencia de su mala copia argentina, bajo Domingo F.Cavallo, José R.Dromi, Rodolfo Barra y María J.Alsogaray (años 90), esa gestión hizo las cosas muy bien, tomándose todo el tiempo necesario. Hoy, los apóstoles de los PPP están en entes multilaterales (BID, Banco Mundial), cuya alta burocracia tiene a “comprar” recetas en boga. No siempre con buenos resultados.

Los promotores del modelo sostienen que no vuelve al “estatismo” previo a los 80 ni al privatismo de los 90, sino que conjuga sus ventajas sin sus inconvenientes. “Demasiado bueno para ser cierto”, decían algunos participantes de la reunión organizada en Lima, hace poco, por el BID. Pero a Kirchner y Fernández les gusta el esquema.

Volviendo a hidrocarburos, la reestructuración anunciada por Fernández apunta a evitar en el futuro emergencias como la actual, para lo que el gobierno ha iniciado varias acciones. Por ejemplo el programa para ahorro de energía, explicado por el ministro de Planificación, Julio de Vido.

Fernández volvió a fustigar a las petroleras: “Desde 1997 no hicieron inversiones significativas en exploración y distribución de gas porque, ese año, Argentina entró en recesión, bajó la demanda y hubo excedentes para exportar”. Por supuesto, sucesivos gobiernos entre ese momento y 2002 no hicieron casi nada al respecto.

Recordó que, para 2003, se planteaba un crecimiento de 1,5% en el producto bruto interno (estimación compartida por el Fondo Monetario). Para 2004, se esperaba apenas 2,5%. Pero el PBI subió mucho más. “Suponiendo que no se salía de la recesión –apunta Fernández-, las empresas no invirtieron, pese a sus cuantiosas utilidades. Ahora, no hay gas”.

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