La reunión con el presidente de la Unión Europea en Downing Street aparentemente había sido cordial y en buenos términos. Juncker abandonó el lugar con una sonrisa. Incluso hubo tiempo para charlar de un hobby común, que es el de hacer caminatas por las montañas, según relató Michel Barnier, negociador jefe de la UE. Pero luego se supo que el francés habló de una “cuenta del divorcio” y advirtió que lsos que caminan en las montañas deben cuidarse de los accidentes que puedan caerles encima, como rocas sueltas, por ejemplo.
Pero las sonrisas se acabaron una vez que los funcionarios entraron a su limusina. Juncker llamó por teléfono a Angela Merker acusando a May de hacer “diplomacia de magáfono” y de “vivir en otra galaxia”.
En lugar de replegarse, May salió al ataque. Se plantó frente al número 10 de Downing Street y dijo en rueda de prensa que será una “mujer terriblemente difícil para la Unión Europea”. Dio a entender, también, que ciertas personas en Bruselas están tratando de influir en el resultado de las próximas elecciones. “Los amigos no interfieren en las elecciones de los amigos”, dijo. “Si quieren jugar sucio, allí estaremos”. Según estima hoy el Financial Times, es probable que cuando las elecciones hayan pasado y ambas partes se hayan enfriado un poco, las negociaciones comiencen en otro tono.
May parece decidida a demostrarle a su pueblo que, si los tiempos son duros y hace falta un líder fuerte, ella tiene la pasta que hace falta. Todo eso, a pesar de que apenas un poco más de la mitad de la población fotó a favor de retirarse de la UE. El ánimo de mucha gente en Gran Bretaña es de seguir con el proceso de separación. Son pocos los que, habiendo votado por Leave, se han arrepentido. Ahora, es cuestión de encontrar un acuerdo aceptable para ambas partes.