Extinta la inmunidad a medida, Berlusconi afronta un proceso

Silvio Berlusconi, ex primer ministro, y su títere en Mediaset, Fedele Confalonieri, comparecerán ante el juez milanés Fausto Paparella. Los cargos: fraude fiscal, estafas contables y abuso de bienes societarios.

10 julio, 2006

La audiencia preliminar fijó como fecha de apertura para el proceso en sì el 21 de noviembre. Entretanto, algunos amigos de quien todavía maneja el grupo neofascista Forza Italia barajan dos o tres lugares fuera del país donde podría exilarse Berlusconi. Suiza queda excluida, porque existen ahí causas por lavado de dinero que involucran al ex jefe de gobierno, sus parientes y asociados.

Las actuaciones abarcan a una docena de personas, más allá de él y Confalonieri. El punto centra de los procesos se refiere a derechos cinematográficos en Estados Unidos, por parte de Fininvest, hoy Mediaset, el grupo de medios propiedad de la familia Berlusconi. Los hechos tuvieron lugar entre 1994 y 1999 y las sentencias podrían ir de cuatro a doce años en la cárcel.

De acuerdo con los fiscales, Fininvest infló artificiosamente –vìa sociedades de papel, extraterritoriales en el Caribe, Suiza y Luxemburgo- los importes de esos derechos. Merced a estas maniobras, el grupo creó “cajas negras” en el exterior y redujo las utilidades del holding en Italia. El objeto era pagar menos impuestos (aunque parte de ellos debía ser recaudado por el gobierno que encabezaba Berlusconi mismo).

En la actualidad, Mediaset es el ”trust” de su tipo más poderoso de Italia, con ramificaciones en España aunque, en términos de la Eurozona, no pueda compararse con los gigantes británicos, alemanes ni franceses. Abarca tres cadenas televisuales, una agencia publicitaria cautiva y la hispana Telecinco, allegada a la derecha local. En 2005, sus ganancias sumaban € 603 millones, monto relativamente pequeño en el concierto internacional.

Las investigaciones originaron un segundo proceso contra Berlusconi, el abogado inglés David Mills y Confalonieri. En esta causa, el ex “premier” está sindicado por corromper a Mills –un bandido de siete suelas-, con el objeto de lograr un falso testimonio. Paralelamente, el dúo está acusado de corrupción en sede judicial. Al respecto, la fiscalía de Milán tiene prubas suficientes para demostrar una transferencia de US$ 600.000 (1997) efectuada por Fininvest a una cuenta de Mills. Dejando de lado el aspecto mediáticos, este tipo de enjuagues era moneda corriente en la Argentina de Carlos S.Ménem. Sólo que la justicia italiana y española son de mejor calidad que la local.

La audiencia preliminar fijó como fecha de apertura para el proceso en sì el 21 de noviembre. Entretanto, algunos amigos de quien todavía maneja el grupo neofascista Forza Italia barajan dos o tres lugares fuera del país donde podría exilarse Berlusconi. Suiza queda excluida, porque existen ahí causas por lavado de dinero que involucran al ex jefe de gobierno, sus parientes y asociados.

Las actuaciones abarcan a una docena de personas, más allá de él y Confalonieri. El punto centra de los procesos se refiere a derechos cinematográficos en Estados Unidos, por parte de Fininvest, hoy Mediaset, el grupo de medios propiedad de la familia Berlusconi. Los hechos tuvieron lugar entre 1994 y 1999 y las sentencias podrían ir de cuatro a doce años en la cárcel.

De acuerdo con los fiscales, Fininvest infló artificiosamente –vìa sociedades de papel, extraterritoriales en el Caribe, Suiza y Luxemburgo- los importes de esos derechos. Merced a estas maniobras, el grupo creó “cajas negras” en el exterior y redujo las utilidades del holding en Italia. El objeto era pagar menos impuestos (aunque parte de ellos debía ser recaudado por el gobierno que encabezaba Berlusconi mismo).

En la actualidad, Mediaset es el ”trust” de su tipo más poderoso de Italia, con ramificaciones en España aunque, en términos de la Eurozona, no pueda compararse con los gigantes británicos, alemanes ni franceses. Abarca tres cadenas televisuales, una agencia publicitaria cautiva y la hispana Telecinco, allegada a la derecha local. En 2005, sus ganancias sumaban € 603 millones, monto relativamente pequeño en el concierto internacional.

Las investigaciones originaron un segundo proceso contra Berlusconi, el abogado inglés David Mills y Confalonieri. En esta causa, el ex “premier” está sindicado por corromper a Mills –un bandido de siete suelas-, con el objeto de lograr un falso testimonio. Paralelamente, el dúo está acusado de corrupción en sede judicial. Al respecto, la fiscalía de Milán tiene prubas suficientes para demostrar una transferencia de US$ 600.000 (1997) efectuada por Fininvest a una cuenta de Mills. Dejando de lado el aspecto mediáticos, este tipo de enjuagues era moneda corriente en la Argentina de Carlos S.Ménem. Sólo que la justicia italiana y española son de mejor calidad que la local.

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