El presidente del Banco Central griego, Yannis Stournaras, advirtió el miércoles que le país está al borde de una crisis incontrolable y que la imposibilidad de lograr un acuerdo llevará primero a un incumplimiento de sus obligaciones (default) y luego a la salida del país de la zona del euro y luego, probablemente, de la Unión Europea.
Tsipras se encontrará con Putin en las bambalinas de un gran foro económico que se realiza en San Petersburgo. Se sabe que ambos mandatarios han sido seriamente criticados por la UE. A Rusia se la aisló por problemas políticas. A Grecia, por problemas económicos.
Los líderes conversaron sobre la participación griega en un gran proyecto de gasoducto que llevará gas de Rusia hasta Europa a través de Turquía y Grecia sin pasar por Ucrania. Ese es un objetivo ruso de largo plazo. Luego, en un discurso público, Tsipras hizo un desapasionado discurso contra los programas de austeridad diciendo que los recortes de presupuesto no resuelven la crisis.
Mientras tanto, en Bruselas, los diarios transmiten alarma de no lograr acuerdo con el país, que se debe asegurar una inyección de dinero de la eurozona para poder afrontar el pago de € q.500 millones al FMI el 20 de junio. Si no lo hace, todo se cae.
Paralelamente, en Rusia, los dirigentes han dado a entender que Grecia podría ser un importante socio de Moscú para hacer frente juntos a las críticas del resto de Europa.