<p>La lista, excluyendo Holanda, reúne a Gran Bretaña (partido Nacionalista, 7,1%; partido por la Independencia, 15,1%), nueva Alianza flamenca (Bélgica, 8,1%), Front National (Francia, 6,5%), partido Popular (Dinamarca, 15,3% ), Soberanía checa (4,3%), partido Nacionalista (Jobbik, Hungría, 14,8%), Austria (partido de la Libertad, 13%; alianza Futuro, 4,7%), Eslovaquia (partido Nacionalista, 5,5%), Rumania (Gran Rumania, 7,2%) y Bulgaria (Ataka, 10,1%).<br />
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En general, se trata de grupos –a veces fuertes, con más de 13% de electores- que rechazan la Unión Europea, la moneda común o ambas. Los hay de corte fascista o protofascista (Eslovaquia, Dinamarca, Holanda, Gran Bretaña, Francia). Otros son más proclives al nacionalsocialismo. Por ejemplo, Austria.<br />
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En un regreso a la vieja Europa, varios partidos apoyan separatismos, reivindicaciones e irredentismos territoriales. Por ejemplo, Rumania quiere reincorporar Moldavia/Besarabia, perdida en 1945, y los flamencos quieren separarse de los valones: los primeros hablan una forma de holandés, los segundos son de lengua francesa.<br />
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En otro plano, interfieren factores religiosos, pero no se notan “iglesias nacionales” separatistas, Eso era común durante los siglos XVIII y XIX en el ex imperio de los Habsburgo (luego Austria-Hungría) y, desde 1871, en el II Reich alemán. Su arquitecto, Otto von Bismarck, llegó a lanzar una larga campaña contra el catolicismo meridional –la “Kulturkampf”- desde el bastión luterano, Prusia.<br />
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Sea como fuere, el avance del nacionalismo desvela a la UE (o sea, Bruselas), pues sus líderes actúan en bastiones tan democráticos como Holanda (17%), Dinamarca (15,3%) y Gran Bretaña (22,6%). Dejando de lado localismos (Escocia, Cataluña, los vascos, la Bretaña francesa o la Padania italiana), el punto clave en esta fase es Bélgica. Desde hace años al borde de la partición, sólo un tema impide que los flamencos pasen a Holanda, como en 1815: ésta es protestante, ellos son católicos.</p>
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Eurofascismo en Holanda: para muestra basta un botón
Como anacronismo peligroso calificó Giorgio Napolitano (presidente de Italia) el 17% obtenido por la ultraderecha de los Países Bajos en los comicios para el parlamento europeo. Pero no es un síntoma aislado: hay otros diez casos en 2009 y 2010.