<p>Pero Wall Street sostiene –olvidando la crisis sistémica provocada por la banca- que no existen debates serios sobre política monetaria o manejo de la deuda. Por ejemplo, el mercado de bonos federales “dice” que no hay motivos de inquietud. Pero su historia apunta a lo contrario. <br />
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Eso vale en particular para los títulos indexados por inflación (TIPS en inglés), que reflejan expectativas a largo plazo. Su presente diferencial (spread) presupone que el índice de precios minoristas promediará algo más de 2% en treinta años. Parece un horizonte benigno, pero ¿lo es? No, sostiene el ala neoclásica.<br />
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Los ortodoxos presumen que el gobierno retornará a una senda fiscal “correcta”. Pero parte de la gran banca no lo espera. Por ejemplo, Dylan Grice (estratega de Société Générale) tiene ideas propias sobre el nexo entre deuda e inflación. Dándole una vuelta de tuerca a Milton Friedman, el analista afirma que “la inflación es siempre y en todos lados un fenómeno fiscal. Emitir moneda puede ser su vehículo, pero la raíz reside en un estado incapaz de pagar deudas”.<br />
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Por ende, esta escuela “neoortodoxa” no cree que la amenaza sean esos US$ 12,5 billones (millones de millones) en deudas, de suyo repagables. Aquí Grice muestra la pata de la sota: “el problema son los US$ 63 billones en deudas no titulizadas ni fondeadas, que derivarán durante diez ejercicios de la atención médica y la seguridad social” (algo así como echarles la culpa a 48 millones de estadounidenses pobres). El experto descubre que “las obligaciones totales del gobierno son 19 veces superiores a la recaudación fiscal”. Grice añade que “las familias acumulan pasivos 1,3 veces superiores a sus ingresos”. <br />
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A su criterio, hay dos opciones. La primera consiste en “un cese de pagos selectivo. El dólar se vendrá abajo y EE.UU. ya no accederá a los mercados voluntarios de capital. Pero, Washington emite una divisa internacional y China, máxima tenedora de deuda titulizada, frustrará esa hipótesis. <br />
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La segunda opción es “un cese de pagos vía inflación. Evitar una larga deflación tipo japonés (1991 en adelante) resultará tan imperativo que la RF seguirá imprimiendo moneda para comprar activos de riesgo y el Tesoro lanzará nuevos paquete de estímulos”. Sea cual fuere el presidente de turno y “aunque diga lo contrario o, como ahora Timothy Geithner, reitere que defenderá el dólar, como sus antecesores desde 2001”.</p>
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Este año, la deuda de EE.UU totalizará US$ 12,5 billones
De abril a noviembre, el pasivo federal aumentó en un billón, o sea 9,7% en ocho meses. Entretanto, Barack Obama sopesa nuevos estímulos laborales por unos US$ 200.000 millones. Será el tercer paquete, las desgravaciones de George W.Bush en 2005/6.