viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Estamos cerca o lejos de una híper?

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La preocupación por la dinámica de la inflación en Argentina ha escalado.

En los últimos 3 meses, la inflación mensual promedio tuvo el mismo valor que el registrado entre octubre y noviembre de 1998, ocho meses antes de experimentar el mayor proceso hiperinflacionario que sufrió nuestro país.

La dinámica económica experimentada en los últimos tiempos, encuentra algunas preocupantes semejanzas a los períodos previos de los tres episodios hiperinflaciones registrados en la historia de Argentina. Es lo que examina el trabajo de Gustavo Reyes del IERAL, Fundación Mediterránea.

Sin embargo, si el gobierno cumpliera con las metas fiscales comprometidas y los desembolsos del FMI se ejecutaran de acuerdo a lo previsto, éstos serían factores compensadores, de la mano del extraordinario nivel de los precios internacionales de los principales productos de exportación del país.

La preocupación por la dinámica de la inflación en Argentina sigue en aumento. Las razones son varias. Por un lado, en los últimos 3 meses el nivel promedio de inflación mensual (6%) alcanzó los mismos valores que los registrados entre octubre y noviembre de 1998, ocho meses antes de experimentar el mayor proceso hiperinflacionario que sufrió nuestro país.

Por otro lado, la economía se encuentra prácticamente estancada, el Banco Central cuenta con muy pocas reservas propias, el índice de Confianza en el Gobierno (ICG – UTDT) continúa cayendo, la semana pasada se registraron fuertes caídas en los precios de los bonos ajustados por CER anticipando posibles problemas de financiamiento. E proceso de huida del dinero doméstico (pesos) continúa acelerándose al tiempo que crece considerablemente el grado de indexación en la economía (ajuste del 60% en paritarias del sector bancario). Gran parte de esta dinámica fue experimentada por nuestra economía en los períodos previos a las hiperinflaciones de 1975, 1985 y 1989 tal como los definen Kehoe y Nicolini en un recomendable libro que analiza la dinámica de las principales economías de América Latina en los últimos 60 años.

¿Qué sucede previamente a las hiperinflaciones? La característica más obvia pero muy relevante, es que las tasas de inflación mensual se aceleran fuertemente. En dos de los tres casos, las tasas mensuales superaron holgadamente los dos dígitos mensuales durante los meses de hiperinflación y en el caso más extremo (1989), llegó a casi el 200% mensual.

Estas elevadísimas tasas en general escalaron muy rápidamente ya que, en los meses previos, en dos de los tres casos analizados, las tasas de inflación mensual resultaban bastante menores al dígito mensual. Estos fenómenos de inflación descontrolada siempre están asociados a importantes déficits fiscales que terminan con la emisión de dinero como única fuente de financiamiento.

En general en los períodos previos a las hiperinflaciones, al gobierno le cuesta cada vez más colocar deuda para financiarse. El Banco Central tampoco tiene demasiadas reservas y generalmente también ha generado un importante nivel de endeudamiento que, además de acelerar la emisión monetaria (por los intereses), capta gran parte de los recursos del sistema financiero.

De esta forma, en estos períodos hiperinflacionarios, la única fuente de financiamiento disponible para el déficit fiscal pasa a ser la emisión de Base Monetaria. Dado que esto genera inflación y los agentes económicos conocen perfectamente estas consecuencias, éstos tratan adelantarse a este proceso y reducen al mínimo sus tenencias de pesos comprando más bienes o dólares. Esta dinámica espiraliza aún más el proceso inflacionario.

El proceso anteriormente descripto se potencia aún más en un contexto de gobiernos con muy baja credibilidad y/o poder político muy acotado. La escasa confianza en el gobierno repercute negativamente en las posibilidades de financiamiento en el mercado de deuda y en las bajas chances de cambiar el régimen económico.

Todo esto repercute aumentando las expectativas inflacionarias y vuelve aún más inestable al proceso de formación de precios. Estos últimos hechos sucedieron en dos (1975 y 1989) de los tres períodos hiperinflacionarios analizados. En cada uno de los episodios, la deuda pública alcanzó su punto máximo durante el año de la hiperinflación significando que el gobierno se quedó en esos momentos sin la posibilidad de seguir financiando parte de su déficit fiscal por este mecanismo.

Como el anterior proceso es gradual, en los años previos, al gobierno le cuesta cada vez más conseguir fondos a través del mercado de deuda. Por ello, en los tres casos el gobierno tuvo que emitir cada vez más deuda indexada y/o en moneda extranjera para conseguir fondos. Obviamente, en la medida que la inflación se espiraliza, los tipos de cambio también suben y este tipo de deuda resulta cada vez más difícil de afrontar.

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