Paralelamente siguen vigentes los aranceles por miles de millones de dólares a importaciones chinas. La llamada “fase uno” del acuerdo firmada en la Casa Blanca el miércoles trae cierta calma luego del nerviosismo y la incertidumbre que generó el largo período de conflicto económico entre Washington y Beijing.
El texto, redactado en idioma inglés, contiene 86 páginas, ocho capítulos que describen leyes más estrictas sobre propiedad intelectual en China, la promesa de Beijing de comprar por lo menos US$ 200.000 millones de bienes y servicios estadounidenses en los próximos dos años y el compromiso de China de no manipular su moneda. Otros temas clave xon la propiedad intelectual, la transferencia de tecnología y los servicios financieros.
No obstante, el acuerdo firmado el miércoles es limitado y no toca los principales motivos de tensión entre los dos países, que incluyen el cíber-robo comercial en China y el intensivo uso que hace Beijing de los subsidios industriales. La “fase uno” deja la relación comercial Estados Unidos-China en una situación mucho peor de la que tenía cuando Trump asumió el poder, estima el Financial Times. Ya hay equipos de estrategas tratando de averiguar la próxima etapa en la manipulación del renminbi en un clima más relajado entre Washington y Beijing.