<p>Con abundantes ingresos en moneda fuerte apuntalando la economía y un régimen pleno de autoconfianza –algo que su antecesora, la Unión Soviética, perdió al abandonar Afganistán en los 80-, el mandatario desechó críticas norteamericanas en materia de democracia y derechos civiles. De paso, reivindicó para Rusia un papel relevante en “un sistema económico mundial cuyo centro ya no es EE.UU.”.</p>
<p>Estas expresiones de Medvyédev fueron formuladas horas después de que Henry Paulson, secretario norteamericano de hacienda, visitara Moscú y pidiera más inversiones rusas en su país. Fue como darle razones de antemano al presidente, un decenio tras una grave crisis sistémica en el país más grande del globo (17.500.000 km2).</p>
<p>Por otra parte, el mandatario estaba pensando en la semana próxima, cuando haga otra reunión cumbre el Grupo de los 8 en Tokio. Se trata de los siete (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Canadá, Gran Bretaña y Holanda) más Rusia. Medvyédev marcha al Sol naciente junto con el poder detrás de su trono, el primer ministro Putin.</p>
<p>Hablando con medios occidentales, el presidente descalificó al senador John McCain. El poco prudente candidato republicano exigió públicamente que Moscú fuese excluido del G-8 “por sus malos antecedentes en materia de democracia y derechos civiles. No sin ironía, un allegado a Putin preguntaba por qué “el senador no se ocupa de China ni objeta los juegos olímpicos en un país no democrático”. Precisamente, Paulson suele visitar seguido Beijing.</p>
<p>“El G-8 –señaló Medvyédev- representa las mayores economías del mundo, independiente de sus contextos políticos. Cualquier intento de cambiar eso puede afectar el orden internacional”. Volviendo sobre McCain, le recordó que “las crisis que sufre la economía de su país lo desautorizan para hablar como lo hizo”.</p>
<p>Por supuesto, el presidente eludió un punto débil para la imagen rusa en Occidente: el caso de Míjail Jodorkovsky, a quien Putin le confiscó la mayor petrolera del país, se la estatizó y lo mando a Siberia por cargos amañados. Justamente, los fiscales rusos –sujetos al poder ejecutivo como en tiempos del zar o Josef Stalin- acaban de inventar nuevas acusaciones para mantener preso al ex oligarca y ex operador del difunto Boris Yeltsin (ninguno de ambos, dechados de virtud).</p>
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Estados Unidos no está para dar consejos afirma Dmitri Medvyédev
El flamante presidente ruso, más sensible a críticas del exterior que Vladimir Putin, sostiene que las crisis que vive Washington lo deshabilitan para decir a otros cómo manejar sus asuntos. No es el único que lo cree así.