En setiembre, se han recompuesto parcialmente las reservas del Banco Central y se logró mantener activo el crédito del FMI.
Pero la dinámica de las principales variables hace que estos logros puedan disiparse en cuestión de meses, ya que el “dólar soja” sólo cambió temporalmente la liquidación de granos, sin dejar incentivos para más exportaciones, mientras que el incremento de las reservas ha tenido un costo muy elevado en términos de emisión monetaria y endeudamiento (Leliq) del Banco Central, que acarrea un desequilibrante déficit cuasifiscal.
Así, el “tapado de baches” no lograr ampliar el horizonte, lo que alimenta versiones sobre facetas desconocidas del programa, que incluyen desde el desdoblamiento del mercado de cambios hasta un sendero prefijado para los precios y el gasto público.
Sin embargo, para lograr consistencia de planes de estas características, se necesita resolver la presión inflacionaria del déficit fiscal y del cuasifiscal, con medidas mucho más drásticas que las anunciadas. Si no se consigue “masa crítica” para implementar esta opción, entonces habría que esperar torniquetes más apretados para el acceso al tipo de cambio oficial (dólar turista) y para seguir desviando los pesos a favor del financiamiento del Tesoro.
Tapando baches, ¿o faltan cartas por mostrar. El balance de setiembre fue ambivalente. De un lado, las reservas del Banco Central se recompusieron y se aseguró un nuevo desembolso del FMI para mediados de octubre, por unos 3,9 mil millones de dólares. Del otro, hubo una fortísima emisión monetaria porque se terminó pagando 230 pesos por cada nuevo dólar, dada la asimetría entre el dólar soja y el resto de las operaciones, lo que obligó a un incremento proporcional de los pasivos remunerados del Banco Central.
Así, las Leliq (más pases) se han incrementado en más de 1,1 millón de millones de pesos en setiembre, su stock supera los 8,0 millones de millones y todas las variables de la economía se hacen más dependientes de su evolución.
A su vez, las expectativas de devaluación no ceden, con contratos de “dólar futuro” que se pactan para fin de año con una tasa de interés efectiva anual del 200 %. El telón de fondo es un superávit comercial que se está achicando de 14,7 a 6,5 mil millones de dólares entre 2021 y 2022, pese al aporte adicional de 7,0 mil millones de las exportaciones agroindustriales.
Por ende, gran signo de interrogación para 2023, cuando los precios internacionales y el clima (“Niña” mediante) apuntan a una merma del orden de los 4,0 mil millones en las exportaciones agroindustriales respecto del récord de este año.
En setiembre, las compras netas de divisas del BCRA en el MULC fueron de 4,9 mil millones, un aporte a las reservas que, de todos modos, costó nada menos que 230 pesos por dólar. De allí una emisión monetaria neta en el mes de 1,1 millón de millones de pesos, equivalente a 27,3 % de la base monetaria de fin de agosto. Las reservas netas, que arrancaron setiembre en sólo 1,2 mil millones de dólares, podrían haber escalado a unos 4,5 mil millones, de no haberse transferido 2,7 mil millones al FMI por vencimientos del mes. A mediados de octubre habrá un desembolso del Fondo por 3,9 mil millones de dólares y, en ese momento, las reservas terminarán de recomponerse.
De aquí a fin de año, no cabe esperar que la balanza comercial sea fuente de alimentación adicional de las reservas, quedando los organismos (no sólo el FMI, también el BID, el Banco Mundial y la CAF) como proveedores de divisas frescas, pero en un saldo neto que difícilmente supere los 1,5 mil millones de dólares.
Las reservas netas hacia mediados de octubre podrían acercarse a los 5,0 mil millones de dólares, pero la meta comprometida con el FMI para fin de año es de 8,1 mil millones. La magnitud de esta brecha condiciona las autorizaciones a importar para octubre-diciembre, por lo que el cupo podría no superar los 6,0 mil millones de dólares/mes. Esta cifra es 15 % inferior a las importaciones de marzo, mes comparable por la estacionalidad energética. En estos días habrá más precisiones sobre la cuestión, así como el alcance del “dólar turista”.