Enargás presiona y las eléctricas planean cortes rotativos

Mientras se baraja la renuncia de Daniel Cameron, secretario de Energía, Enargás presiona al ala política del gobierno para declarar la emergencia en su sector. A su vez, las eléctricas preparan cortes rotativos.

15 abril, 2004

Tratando de atemperar ánimos, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) sugiere a Economía desarrollar estrategias generales de mediano y largo plazo, sin descuidar la presente emergencia. La misma palabra emplea Enargás, pero en su esfera y abarcando gas natural, comprimido y licuado.

Cerca de Néstor Kirchner, algunos ven en las recomendaciones del ente la mano de Cameron. A ahí los rumores sobre su renuncia, lo cual sería una pérdida para Roberto Lavagna y su equipo. Sin esa carga política, Edenor, Edesur y Edelap comienzan a compatibilizar diagramas de cortes rotativos, aunque no descartan que un invierno corto y suave alivie presiones por el lado de la demanda.

Obviamente, los problemas de generación eléctrica derivan de cuellos de botella en la provisión de gas a usinas térmicas y vaivenes en la hidroelectricidad. Por eso, las compañías de gas no pueden ejecutar siquiera órdenes judiciales. En cuanto a restricciones que afectan entregas a Chile y Uruguay, también son inevitables: todos los contratos especifican que, si hay escasez de energía en Argentina, se puede o se debe limitar exportaciones.

El contexto global sigue difícil: la demanda china se agrega a los altos futuros de naftas (Nueva York) y traza perspectivas duras. La Agencia Internacional de Energía confirma pronósticos sobre demanda mundial por sexto mes seguido.

El consumo diario de naftas, gasoil y otros fluidos crecerá este año en 1.700.000 barriles y llegará a 80.300.000. Aparte del pico de demanda en veinte años, el margen de alza es el mayor desde 1997. La AIE, muy influida por las grandes compañías, asesora desde París a 26 países. Según su informe, la demanda estival en EE.UU. rozará otro récord, 9.320.000 barriles diarios, 2,2% sobre un año antes. La estimación proviene del gobierno federal.

Por ende, los futuros petroleros auguran picos de demanda –con Beijing como clave crítica- y posible déficit de oferta. La nafta común con entrega en mayo subió 2,6%, a 31 centavos el litro mayorista. Es el máximo desde inaugurarse este mercado (1984) y significa 39% de alza en un año. Los especialistas suponen que la tendencia seguirá entre sostenida y firme.

En Argentina, como se ve, el horizonte es tormentoso. Por un lado, Salto Grande vuelve a operar tres de las cinco turbinas. Por el otro, Energía prevé ulteriores aumentos en GNC y déficit de oferta, que Planificación desmiente.

También pesan las disidencias entre el grupo íntimo de Néstor Kirchner –precisado de llegar al primer año de gestión sin aumentos impopulares- y las áreas técnicas del gobierno. Así, cayó mal que Cameron admitiese una “semicrisis” en materia de gas. Por supuesto, Lavagna y su equipo comparten las posturas de los técnicos.

En lo tocante a GNC, Cameron teme que que el precio acabe alrededor de 90/95 centavos por unidad. O sea, 43 a 51% sobre los 63 centavos previstos hasta ahora como valor final tras un alza paulatina. El ministro de Planificación, Julio De Vido, reitera diariamente que no faltarán GNC ni licuado (garrafas) y no habrá ulteriores alzas de precios. Tampoco cortes en el abastecimiento.

No obstante, en gas natural y la pausa de los feriados (3 a 11 de abril), el martes retornaron los cortes de suministros a 35 empresas grandes. Aunque se trate sólo de usuarios que abonan una tarifa inferior –eso los expone a esos cortes-, la señal intranquiliza al gobierno. En particular, a su ala política (necesitan llegar al primer año de Kirchner sin medidas impopulares ni crisis encapsuladas).

Tratando de atemperar ánimos, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) sugiere a Economía desarrollar estrategias generales de mediano y largo plazo, sin descuidar la presente emergencia. La misma palabra emplea Enargás, pero en su esfera y abarcando gas natural, comprimido y licuado.

Cerca de Néstor Kirchner, algunos ven en las recomendaciones del ente la mano de Cameron. A ahí los rumores sobre su renuncia, lo cual sería una pérdida para Roberto Lavagna y su equipo. Sin esa carga política, Edenor, Edesur y Edelap comienzan a compatibilizar diagramas de cortes rotativos, aunque no descartan que un invierno corto y suave alivie presiones por el lado de la demanda.

Obviamente, los problemas de generación eléctrica derivan de cuellos de botella en la provisión de gas a usinas térmicas y vaivenes en la hidroelectricidad. Por eso, las compañías de gas no pueden ejecutar siquiera órdenes judiciales. En cuanto a restricciones que afectan entregas a Chile y Uruguay, también son inevitables: todos los contratos especifican que, si hay escasez de energía en Argentina, se puede o se debe limitar exportaciones.

El contexto global sigue difícil: la demanda china se agrega a los altos futuros de naftas (Nueva York) y traza perspectivas duras. La Agencia Internacional de Energía confirma pronósticos sobre demanda mundial por sexto mes seguido.

El consumo diario de naftas, gasoil y otros fluidos crecerá este año en 1.700.000 barriles y llegará a 80.300.000. Aparte del pico de demanda en veinte años, el margen de alza es el mayor desde 1997. La AIE, muy influida por las grandes compañías, asesora desde París a 26 países. Según su informe, la demanda estival en EE.UU. rozará otro récord, 9.320.000 barriles diarios, 2,2% sobre un año antes. La estimación proviene del gobierno federal.

Por ende, los futuros petroleros auguran picos de demanda –con Beijing como clave crítica- y posible déficit de oferta. La nafta común con entrega en mayo subió 2,6%, a 31 centavos el litro mayorista. Es el máximo desde inaugurarse este mercado (1984) y significa 39% de alza en un año. Los especialistas suponen que la tendencia seguirá entre sostenida y firme.

En Argentina, como se ve, el horizonte es tormentoso. Por un lado, Salto Grande vuelve a operar tres de las cinco turbinas. Por el otro, Energía prevé ulteriores aumentos en GNC y déficit de oferta, que Planificación desmiente.

También pesan las disidencias entre el grupo íntimo de Néstor Kirchner –precisado de llegar al primer año de gestión sin aumentos impopulares- y las áreas técnicas del gobierno. Así, cayó mal que Cameron admitiese una “semicrisis” en materia de gas. Por supuesto, Lavagna y su equipo comparten las posturas de los técnicos.

En lo tocante a GNC, Cameron teme que que el precio acabe alrededor de 90/95 centavos por unidad. O sea, 43 a 51% sobre los 63 centavos previstos hasta ahora como valor final tras un alza paulatina. El ministro de Planificación, Julio De Vido, reitera diariamente que no faltarán GNC ni licuado (garrafas) y no habrá ulteriores alzas de precios. Tampoco cortes en el abastecimiento.

No obstante, en gas natural y la pausa de los feriados (3 a 11 de abril), el martes retornaron los cortes de suministros a 35 empresas grandes. Aunque se trate sólo de usuarios que abonan una tarifa inferior –eso los expone a esos cortes-, la señal intranquiliza al gobierno. En particular, a su ala política (necesitan llegar al primer año de Kirchner sin medidas impopulares ni crisis encapsuladas).

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