domingo, 22 de diciembre de 2024

En Siria, se agota el tiempo del clan Asad

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En varios sentidos, el dilema de fondo no es cómo frenar el baño de sangre sirio. Al igual que en Libia, la clave reside en el destino personal de Bashar al-Asad, cuya terquedad lo pone al nivel del difunto caudillo Muammar Ghadafi.

<p>En verdad, ya casi nadie alberga la esperanza de que Bashar y sus parientes puedan o quieran reformar la brutal presidencia vitalicia creada en 1970 por su padre Hafez y legada al hijo en 2000. Miles de soldados, civiles y hasta ni&ntilde;os masacrados durante meses les han cerrado las puertas a transacciones viables.<br />
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Una primera salida ser&iacute;a continuar matando a rebeldes y sus familias. Eso intentaron los Ghadafi. Al ra&rsquo;is lo detuvo la Organizaci&oacute;n del Tratado Noratl&aacute;ntico, pero &ndash;como Asad lo sabe bien- las potencias occidentales no le har&aacute;n la guerra. Mientras, cada vez que se aplican nuevas sanciones el presidente y sus hermanos recrudecen las masacres.<br />
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No obstante, la familia sabe que la represi&oacute;n por s&iacute; sola no puede mantenerse indefinidamente. Una peculiaridad del Islam es el fatalismo y eso fomenta la creciente violencia en ambos bandos. Paralelamente, la Liga &Aacute;rabe y muchos pa&iacute;ses est&aacute;n entregando armas y pertrechos a los insurrectos. Los escasos aliados de Siria (China, Rusia, Ir&aacute;n) no parecen dispuestos a llegar, por ejemplo, a enviar voluntarios.<br />
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Otra salida es negociar, pero &iquest;con qui&eacute;nes? La oposici&oacute;n comprende un conjunto de facciones tan fluido como no coordinado. Su &uacute;nica causa en com&uacute;n es acabar con la familia Asad. Una tercera opci&oacute;n es tratar con los de afuera, vale decir la Liga &Aacute;rabe, la Uni&oacute;n Europea, China y Rusia. A cambio, Asad podr&aacute; asegurar &ndash;mediante esa mediaci&oacute;n m&uacute;ltiple- reformas pol&iacute;ticas que involucren compartir el poder en Damasco.<br />
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Por supuesto, carece de sentido esperar que esos negociadores no vayan a plantear s&oacute;lidas garant&iacute;as. Adem&aacute;s, el dictador sabe que ceder algo de poder implica perderlo todo, como le sucedi&oacute; a Hosni Mubarak.<br />
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Ahora bien, &iquest;se preguntar&aacute;n los Asad si, habiendo sabido ad&oacute;nde lo llev&oacute; la intransigencia del caudillo libio, mantendr&aacute;n la suya hasta el fin? Por cierto al fin parte de los Ghadafi buscaba una tregua con desesperaci&oacute;n, pero era demasiado tarde. Tampoco pueden los sirios emular la cautela de otro ex presidente vitalicio, el yemen&iacute; Abdul&rsquo;l&aacute; Al&iacute; Saleh.<br />
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Entretanto, la familia Asad tiene hoy un problema nuevo: &iquest;ad&oacute;nde escapar? En la UE aguarda la corte internacional de La Haya. Al otro extremo del abanico, esperan exilios en Ir&aacute;n, Rusia o China. Otro dilema es qui&eacute;nes subir&aacute;n al avi&oacute;n. El hermano m&aacute;s fuerte de Bashar maneja el aparato represivo y la hermana es una especie de Pasionaria que pide m&aacute;s sangre. Este tipo de problemas fogonea un rumor: si la familia presidencial resuelve huir, sus propios allegados se lo impedir&aacute;n: o se salvan o caen todos.</p>
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