Esta constatación se encuentra en el nuevo informe “Perspectivas 2023 – Commodities agrícolas y energéticos” publicado por hEDGEpoint Global Markets.
En Ucrania, la cosecha 22/23 tuvo una mejor definición a la esperada. Las perspectivas iniciales eran de una disminución de la cosecha por los desafíos productivos y logísticos vinculados con la guerra — pero el tiempo favorable hasta septiembre alimentó la expectativa de que el impacto del conflicto sería de alguna manera compensado con un clima beneficioso para el desarrollo de los cultivos.
“Sin embargo, los meses de octubre y noviembre, atípicamente húmedos impidieron que los agricultores llegaran a tiempo a los campos y retrasaron la cosecha de todos los cultivos de verano, incluido el maíz. Las limitaciones adicionales impuestas por el conflicto, como la mano de obra insuficiente, el alto costo del combustible, los problemas de transporte, el acceso a los sitios de almacenamiento, retardaron aún más la cosecha de maíz.
Con ello, Ucrania tuvo una reducción de 1,5M ha (-27%) y 15,1M ton (-36%) en su área cosechada y producción, respectivamente”, subraya Alef Dias, analista de Granos y Macroeconomía de hEDGEpoint Global Markets.
Para el analista, el impacto de esta menor producción en el flujo comercial mundial afecto la disponibilidad de producto, que logró exportarse desde julio mediante el acuerdo del corredor de granos. Aun así, lamentablemente, el conflicto todavía vigente en Mar Negro seguirá siendo un factor al alza para los precios del maíz a lo largo de 2023, ya que Ucrania tendrá menos capacidad de exportación durante el año.
Además, si no hay una resolución del conflicto para abril — cuando los agricultores ucranianos empiezan a plantar maíz — es muy improbable que haya una recuperación de la producción, ya que los agricultores pueden reducir el uso de insumos agrícolas (como fertilizantes) para disminuir riesgos y costos, y algunas zonas pueden no estar listas para la siembra debido a una cosecha tardía.
Brasil el más favorecido por los problemas de Ucrania y la Unión Europea.
En cuanto a la Unión Europea, esta ha enfrentado una de las peores sequías y olas de calor antes registradas durante el desarrollo de la cosecha de 22/23, lo que afecté seriamente a los rendimientos, resultando en una de las cosechas más bajas desde 2007/2008.
Con una oferta interna menor, las importaciones de maíz de la UE dispararon en la actual campaña, siendo Brasil el mercado más favorecido, perdiendo razonablemente Ucrania la oportunidad. “Este escenario debe mantenerse hasta que Europa empiece a recoger su cosecha 23/24 — que probablemente se recuperará de la caída de este año, si el tiempo se mantiene estable como indican las previsiones”, señala Dias.
En cuanto a Estados Unidos, el aumento de precios causado por el inicio del conflicto en Ucrania llegó un poco tarde para que la mayoría de los agricultores pasaran al maíz, ya que la soja era más atractiva antes del evento con el apoyo de los precios por la pérdida de cosecha en Sudamérica durante el 2022.
Además de una superficie relativamente pequeña, el clima tampoco ayudó, perjudicando los rendimientos y aumentando las hectáreas perdidas.
Con una producción baja en Estados Unidos, los crecientes mandatos de etanol y una demanda estable para forraje, vemos las exportaciones del país cayendo, con un ritmo actual de envíos/ventas por debajo del promedio. “Sin embargo, si combinamos lo que se ha dicho hasta ahora, los proveedores del hemisferio norte han tenido una producción baja y el balance es relativamente ajustado”, dice Pedro Schicchi, analista de Granos y Proteínas Animales de hEDGEpoint Global Markets.
En Argentina la producción estimada es de 48M ton (frente a los 52M del USDA). El siguiente país en la fila en cosechar el grano es Argentina. Sin embargo, los altos precios de los fertilizantes alejaron a los agricultores del cereal favoreciendo a la soja, y el maíz ‘temprano’ en el país se ha enfrentado a las mismas condiciones climáticas que están reduciendo la producción de soja.
“Así que, en principio, debemos contar con una gran pérdida en el maíz de primera en el país, y es posible que veamos una cosecha regular si el maíz ‘tardío’ no recupera desempeño. Actualmente, estimamos una producción de 48M ton, frente a los 52M del USDA en enero y 49.5M el año pasado”, comenta Schicchi.
“En este contexto, hay mucho en juego para que la cosecha brasileña salga bien. La superficie sembrada debe crecer (mucho), pero con la cosecha de soja aún en sus primeras etapas a mediados de enero, el ritmo de siembra de febrero a marzo y el clima de marzo a junio serán variables fundamentales”, pondera.
Con menores suministros de EE. UU. y Ucrania, China prioriza las importaciones de Brasil
Un cambio clave se ha visto este año en el flujo comercial en el flujo comercial y tiene que ver con el consumidor más grande: China. El país debe importar 18M ton de maíz en el ciclo 22/23 lo que, aunque sigue siendo un volumen elevado, son 5M ton a menos que en 21/22. No obstante, debido a los problemas con sus principales proveedores (Estados Unidos y Ucrania), China incluyó a Brasil en su lista de exportadores. Esto podría desplazar alrededor de 4-6M ton de maíz de los orígenes tradicionales de China.
“Para el 2023, podemos esperar que las regiones del hemisferio norte – es decir, EE. UU., la UE y Ucrania, aumenten la siembra de maíz debido a la escasez a la que se enfrentan actualmente. Por supuesto que en Ucrania esto dependerá en gran medida de la situación del conflicto en ese momento, y aun así se espera que no vuelvan a los niveles de antes de la guerra”, concluye el analista de Granos y Proteínas Animales de hEDGEpoint Global Markets.