En la crisis de la Eurozona le toca el turno a Portugal

Mientras se acentúan las divergencias en el área de la moneda única, la agencia calificadora Fitch Ratings le baja nota a Lisboa. Se supone que, hoy y el viernes, Bruselas saque un conejo de la galera. Dublin y Madrid se comen las uñas.

25 marzo, 2010

<p>Generalmente, la rueda de degradaciones la pone en marcha Fitch; luego siguen Moody&rsquo;s Investors Service y Standard &amp; Poor&rsquo;s. La mala noticia sobre Portugal coincide con la cerrada oposici&oacute;n alemana al rescate griego, que achata el euro a apenas US$ 1,33 en Londres. Vale decir, 8,3% bajo el US$ 1,45 de hace justo dos meses.<br />
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Los portugueses deben reducir el d&eacute;ficit fiscal, en t&eacute;rminos de producto bruto interno (PBI), de 10,1% en 2009 a 2,85% en 2013. Pero el verdadero problema lo representa el rojo de 2010: la deuda p&uacute;blica asciende a &euro; 126.000 millones. Esto es, 76,6% del mismo par&aacute;metro.<br />
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Por supuesto, los mercados especulativos, cebados con Grecia, otra econom&iacute;a &ldquo;subdesarrollada&rdquo; de la Eurozona, apuntan a Portugal. Despu&eacute;s seguir&aacute;n Irlanda (un rescate por &euro; 50.000 millones no impidi&oacute; que, en 2009, el rojo haya sido 11,6% del PBI) y Espa&ntilde;a. En su caso, el d&eacute;ficit p&uacute;blico toc&oacute; &euro; 99.700 millones el a&ntilde;o pasado: 9,5% del PBI, no el 2,8% aceptado por el pacto de Maastricht (1992).<br />
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Economistas sist&eacute;micos como Paul Krugman, Jeffrey Sachs, Jacques Attali o el propio Dominique Strauss-Kahn -antes de asumir en el Fondo Monetario Internacional- han opinado que el mecanismo de Maastricht es anacr&oacute;nico y pocos miembros de la Eurozona lo respetan. Por ende, las sesiones de esta semana no brindan la certeza, ni mucho menos, de resultados concretos.<br />
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La actitud intransigente de Angela Merkel, motivada por necesidades del frente interno alem&aacute;n, es censurada por Francia (cuyo gobierno tambalea por una crisis postelectoral), Italia y otros socios de la Eurozona. Estados Unidos, cuyos avatares pol&iacute;ticos marchan por otros rumbos, no tiene tiempo ni ganas de intervenir al este del Atl&aacute;ntico.<br />
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Esta conjunci&oacute;n de circunstancias y, ahora, la baja de notas a Portugal hacen que Alemania patee la pelota al FMI. Remiso a dejar el asunto en manos no europeas, el ministro italiano de econom&iacute;a, Giulio Tremonti, buscar&aacute; caminos alternativos en Bruselas. Por su parte, el Banco Central Europeo refleja una ambig&uuml;edad de origen: naci&oacute; hace once a&ntilde;os como sat&eacute;lite t&eacute;cnico del Bundesbank germano. Su jefe, Jean-Claude Trichet, carece de estrategias propias, mientras Espa&ntilde;a gesta su propia crisis.</p>
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